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¡Esto es Goes! La última historia de la cancha abierta con La Bruja y Pastrana como símbolos



Deudas y embargos. La llama del club se apagaba. No había ni tablero. El cuadro estaba en la B. La hiriente letra de todos los deportes. Los temores invadían. Jugar era una quimera. Era imposible armar un plantel.

Pero obedeciendo al llamado de la historia, esa que dice que el club fue forjado por los changadores del mercado, vecinos, comerciantes y jóvenes que buscaban su primer trabajo en un país que atravesaba la dictadura de Terra, salieron a dar la pelea.

Goes era el cuadro de la clase trabajadora, del pueblo y de los pudientes. Y un grupo de jóvenes dirigentes, apoyados por dos veteranos curtidos en mil batallas como Waldemar Rial y Ruben Lorenzo, salió a honrar la letra de su historia. Había que competir.

Fue así que salieron de apuro a armar un plantel. Sin aspiraciones. Las prioridades del club pasaban por otro lado. “La apuesta era el techado de la cancha”, reveló el entonces dirigente Leonardo Paulós.

Pero el combativo Goes, sin un mango, peleándola, logró el milagro. El ascenso del año 2003 no es uno más. Significó el último partido en la legendaria cancha abierta. Un recuerdo imborrable, por el que muchos pagarían hasta lo que no tienen por estar otra vez, aquella noche, en aquel lugar.


El increíble armado del plantel

El país salía de la crisis de 2002. Goes no había estado ajeno. Debido a las deudas, los dirigentes salieron tarde al mercado en procura de armar un plantel para competir. Por lo que apuntaron a gente identificada con la causa. Primera tarea: convencer a Sergio Mancebo que se había retirado hace dos años.

Sergio Mancebo (Foto twitter Goes)

Allá fueron el presidente Gumer Pérez junto con Leo Paulós y Jacko Cizin a convencer a La Bruja.

“Sergio era un referente de Goes. Pero al margen de ello, dentro y fuera de la cancha, un caballero. Llevaba dos años sin jugar y le debíamos plata de años anteriores, sin embargo, ¿saben lo qué dijo Sergio? ‘Si me necesitan, yo estoy”, reveló Paulós a Que la cuenten como quieran sobre aquella charla.

El paso siguiente fue el regreso del jugador con el que más se identificó el hincha en los últimos años: Ciro Pastrana.

Allí jugó un rol fundamental Jacko Cizin. Como no había plata para pagar, apeló a su profesión. “El acuerdo con Ciro fue por arreglos dentales para él y su familia, que los hacía yo en mi consultorio. Y si encontrábamos algún peso se lo dábamos. Eso les da la idea de cómo se fue armando aquel plantel”, rememoró Cizin en charla con Que la cuenten como quieran.

“Recuerdo que Goes no se presentaba. Yo había terminado de jugar en Bohemios, donde no se ganaba mal, pero con la crisis del dólar todo se fue al diablo. Yo por ese entonces andaba con Sergio Hermida (representaba jugadores) y estaba por jugar en Waston, pero un día me llama Gumer y me dijo que estaban armando el cuadro con gente identificada con el club. Y no lo dudé”, rememoró Ciro Pastrana a Que la cuenten como quieran.


La inédita llegada del DT

Foto Twitter Goes

Una noche, los dirigentes de Goes se fueron hasta la cancha de Stockolmo. La misión era hablar con Gerardo Secco. Entraron y el plantel azul estaba entrenando. Cuando terminó el movimiento lo llevaron a un auto y le manifestaron con total sinceridad: “No tenemos un peso, pero nos interesa que vengas”.  De aquella charla sumaron a otro jugador: Gabriel Lema.

Pero lo curioso del caso ocurrió apenas unos minutos después como lo reveló Cizin. “Allí aparece en escena el técnico Juan Carlos Alonso que dijo ‘bueno si se van a llevar dos jugadores porque no me llevan a mí también. Y se vino”.

Fue increíble porque Alonso no estaba identificado con Goes, iba a firmar con Stockolmo, y terminó jugando finales contra el equipo de sus amores; Sayago.

Con Alonso desembarcó un profe que recién había llegado de Córdoba, estaba sin trabajar, era del rugby y resultó ser una revelación: Carlos de la Fuente.

Lo que hizo con ese plantel fue increíble. “El Coco Das Neves vino con una panza que no podía creer y el profe en una semana lo dejó como nunca en su vida y terminó jugando de 5. ¡No teníamos 5! Era el Coco que medía 1.90”, rememoró Cizin.

Una de las problemáticas que tenía al club era que las formativas estaban desarmadas entonces no había forma de recurrir a jóvenes para completar el plantel. Fue entonces que llamaron a Alberto Espansandín, que en ese entonces estaba en Malvín, y le pidieron algunos chicos de las formativas.

De ese modo llegaron William Balbi, Ricardo Vignart y Alex Belloni.

Pero aún quedaban más “milagros” en el camino de Goes. A poco de iniciarse el campeonato, los dirigentes fueron a la Federación a realizar un trámite y se encontraron con Sergio Hermida que estaba con Claudio García, el Cachete. Estaba libre. “Y le dijimos: ya que estás acá pedí pase para Goes que nos queda una fecha libre” contó Cizin.

 

A la cancha el Goes


La realidad es que Alonso, pese a no provenir del riñón del club, se metió rápidamente en ambiente. El hombre no dirigía de camisa y corbata.

Armó un equipo basado en Mancebo. La Bruja era el capitán. Un líder sano. Perfil bajo. Pastrana recordó que no le interesaba sacarse brillo. “De pronto lo iban a buscar al vestuario tres o cuatro radios para hacerle nota y Sergio desaparecía. No le gustaba hablar ni sacarse brillo”, expresó Ciro.

De ese modo Goes fue jugando y se fue dando la química de equipo. Y el fuego de la gente se encendió. “Yo no lo podía creer, salías a jugar a cualquier cancha y estaba la gente de Goes. Aquello era maravilloso”, afirmó Patrana.

La Bruja y Ciro eran los símbolos de la gente. Eran tan distintos que se complementaban.

“Los dos lograron mancomunar la garra con lo técnico. Era un paquete. Veías a Goes y era imposible no ver a los dos. Uno se iba a tirar de cabeza, Ciro. Y el otro te iba a sacar un conejo de la galera en cualquier momento con ese tirito que tenía, Mancebo”, expresó Leonardo Pérez fanático de Goes y hermano del presidente de entonces Gumer Pérez.

Los dos se quedaban luego del entrenamiento a lanzar 300 tiros y 100 libres todos los santos días.

La confianza que le tenía la gente a La Bruja quedó reflejada en la anécdota que contó Pastrana. “Era tal la fe que le tenían que, en esos partidos donde quedaban pocos segundos y se definían con libres, la gente ya empezaba a festejar antes porque sabían que tiraba La Bruja. Era increíble”.

Así pasó la noche que le ganaron a Nacional. Goes se floreaba, había sacado 18 puntos, pero Nacional se le vino y a falta de 50 segundos se puso 74 a 75.

En La República del 14 de setiembre de 2003 se narró así: “Un doble otra vez de Araújo le dieron la chance de pasar a Nacional con menos de medio minuto por jugar, Goes volvió a perder la pelota pero Nacional le devolvió la gentileza. En el último suspiro la pelota derivó en Mancebo que atacó el canasto y sacó la falta (muy protestada por Nacional) en el último instante y sus dos libres, con partido terminado, le dieron la agónica victoria”.

 

El partido en Verdirrojo


Muchos coinciden que en aquella campaña hubo un partido que marcó: contra Verdirrojo en el Cerro. Aquella noche dicen que fue un infierno. El clima estaba pesado de verdad.

“El campeonato de 2003 fue una guerra. En cancha de Verdirrojo la pasamos mal. Fue una noche complicada. Ese fue un mojón. Mancebo la rompió”.

Pero el problema era con Pastrana. Como Ciro había jugado en Verdirrojo desde afuera le hacían la vida imposible. Y Ciro no era de quedarse callado…

Lo cierto es que, en un abrir y cerrar de ojos, el equipo que se había armado para competir, se metió en el lío a pelear por un ascenso. Primero barrieron a Urunday en playoff y luego fueron al mejor de tres juegos contra Sayago por el ascenso.

Visto desde afuera, era imposible. Sayago había armado un cuadro para ascender. Era el año en que estrenaba su piso flotante.

 

Las finales


Goes fue a la cancha de Sayago como Caperucita Roja a la boca del Lobo. “Tenían todo armado. Un cuadrazo, el piso nuevo, aquello parecía el Madison. Les faltaba cortar la red nada más. Y esta bestia de Mancebo les encajó 44, de eso no me olvido más. ¡Los mató! A los días tenían que venir a Goes…”, recordó Pastrana.

La noche del 6 de diciembre de 2003 la luna iluminó la Plaza de las Misiones. Clima ideal. Y los hinchas de Goes llenaron la cancha como nunca. No cabía un alma.

“Yo nunca vi nada igual. Tenía el recuerdo de los tablados de Goes en la etapa en que se salía de la dictadura que cuando iba alguna murga del pueblo aquello se llenaba, pero como la noche del ascenso del 2003 jamás”, reveló Leo Pérez.

Pérez rememoró que vio el partido detrás del tablero que da a Plaza de las Misiones, “arriba del todo, en la parte de la herradura, porque llegué sobre la hora. Recuerdo que mi viejo no quiso ir y me había dado unas pastillas para que me calmaran, pero no las tomé”.

Paulós aportó sobre aquella noche: “Yo nunca había visto un partido con tanta gente adentro del club, en las gradas, en la herradura, en la cantina, en los muros, una locura”.

Aquellos eran otros tiempos… Para que tengan una idea, Pastrana reveló que: “Jugábamos a las 9 de la noche y nos íbamos cambiados de casa. Llegaba 20 minutos antes del partido, me ponía las medias, y adentro. Ahora tenés que llegar una hora antes. Se profesionalizó todo en beneficio del jugador”.

La segunda final no fue partido. Goes marcó la cancha desde los primeros minutos. “Los pasamos por arriba. Me acuerdo que dos minutos antes de terminar Leo Paulós, desde arriba de la cornisa de la cantina, prendió unos fuegos artificiales, en pleno partido, y la gente cantaba, era una locura aquello”, dijo Ciro.

Pastrana definió aquel ascenso como “un maracanazo”. Y dejó en claro su sentimiento: “No era por plata, era por el orgullo de todos. Yo me peleaba por Goes”.

“Ciro no nació en Goes, pero Ciro es Goes”, me dijo Paulós e hizo una pausa... “Ciro es Goes, por todo. Identificado con la esencia del club, con el barrio, sacó la cara por varios cuando las papas quemaban. Cuando alguien que no es del club hace eso, se valora más. De 20 años para acá Goes es Ciro y es Mancebo”.

El amor de Mancebo quedó reflejado en sus expresiones la noche del ascenso. “Entrené tres meses en Yale, estaba a punto de arreglar, pero vino el llamado de Goes y por el amor que uno siente por esta camiseta acordé mi regreso. Es el tercer ascenso que tengo, pero es el mejor de todos porque por primera vez en el club hay una mancomunión entre los jugadores, dirigentes y la gente, algo que antes no pasaba. Este es el triunfo de la humildad y el trabajo”.

Revista Zona Naranja (Foto Antonio Scuro)

 

Aquel 6 de diciembre de 2003 quedó para siempre en la memoria de todo Goes. Un recuerdo imborrable por el que muchos pagarían hasta lo que no tienen por estar otra vez, aquella noche, en aquel lugar. Como se desprende del sentimiento de Leo Pérez.

“Se daba todo, se daba la noche, se daba la cancha llena, se daba la confianza que teníamos. El gimnasio está divino techado, con el piso flotante, todo lo que quieran, pero uno no olvida y añora aquella noche. Qué lindo sería al menos por un partido volver a aquella cancha abierta…”

Comentarios

  1. ¡Precioso articulo! La gesta del ese ascenso la vivi lateralmente xq el cordobes que hizo magia con el estado fisico de los jugadores es mi cuñado. Y a pesar de ser hincha del de la cupula, ese año la familia acompañó y festejó a Goes en su campaña. Nunca antes había visto una union tal en un equipo en todas sus areas. Divino recordar tal como fue ese período. Momento que marcó la vida de todos los que lo integraron.¡Salu Goes!

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  2. Ese año el Goes se nos metió en el corazón.

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  3. Inolvidable noche,y después del partido la juventud sentada en la cancha y las palmas en alto festejando....e inolvidable año,inolvidable campaña y todo todo Tranquilo el Goes

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  4. Sin palabras♥️♥️♥️GOES ES GOES DE TODA LA VIDA
    CONTALA COMO QUIERAS
    GRACIAS SOL POR TU GENTILEZA

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  5. Espectacular historia, atrapante de inicio a fin, con una calidad de redacción que nos tiene acostumbrados.
    Muchas gracias por compartirla.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Jugue en los menores de Goes hace mucho, muchisimo...Ni me animo de contar hace cuantos años...

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