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Mostrando entradas de mayo, 2020
La cajita china, la historia desconocida de Marcelo Tulbovitz, el profe del River de Marcelo Gallardo   La puerta de la casa del barrio Malvín fue violentada. A las dos de la mañana los policías invadieron la vivienda. Revolvieron. Tiraron libros y discos al piso. No encontraron lo que buscaban. Se metieron en el dormitorio y pretendieron abrir un placard. No pudieron. Entonces tomaron a Elías, el dueño de casa, para llevarlo detenido. Antes de salir el hombre pidió para despedirse de sus hijos. En uno de los dormitorios, en una cama cucheta, descansaban Sergio y Marcelo. En otro cuarto lo hacía Ernesto, el más chico. Al verlos profundamente dormidos, Elías consideró que saludarlos no era lo más adecuado para la situación que se vivía. Por lo que los policías lo sacaron de la casa. A la mañana, la madre de los chicos ordenaba todo lo que estaba tirado mientras Sergio y Marcelo se vestían para ir al liceo y Ernesto apuraba el café con leche para concurrir a la escuela.
Recoba a Peñarol, el sueño de Casal que “trancó” Bengoechea y pudo cambiar el destino del Chino ganando el Quinquenio Foto: Facebook Recoba     Pablo era intocable en Peñarol. La debilidad de Damiani. El Contador solía decir que al 10 le firmaba los contratos en blanco. Ídolo de la hinchada, referente para sus compañeros, Pablo Javier Bengoechea era amo y señor en el Peñarol de la década de 1990. Pensar en traer un jugador para ocupar su lugar era una quimera. Pero el empresario Francisco Casal tenía un sueño. Allá cuando los aurinegros iniciaron su ciclo victorioso que desembocó en el Quinquenio, quería que el Chino Álvaro Alexander Recoba se pusiera la camiseta amarilla y negra. El coqueteo comenzó en enero de 1995. Y de ahí se pasó rápidamente a las gestiones para concretar la intención de Casal de que el talentoso volante jugara en Peñarol. El 18 de enero de 1995 el Chino deslumbraba al mundo. De pelo largo y con la irreverencia de su juventud entró al Riazor de
Tato López, el inédito documento del debut del jugador niño en la selección y la pelea de Hebert Rey con Ramiro De León De puño y letra de Tato En una amarillenta hoja del hotel Isla Teja de Valdivia está la letra de Tato. De puño y letra. Con lapicera azul. Un documento inédito que data de febrero de 1977 cuando Horacio Tato López, con apenas 16 años, debutaba en la selección uruguaya de básquetbol de mayores. En el papel, que lleva el logo del hotel, Horacio respondió las particulares preguntas de Hebert Rey, el entrenador que lo llevó por primera a un torneo Sudamericano. ¿Cómo jugarías tú contra Argentina? ¿Qué harías? Fueron las dos interrogantes que trasladó Rey. En la hoja, que arriba se identifica como H. López, está la respuesta que brindó Tato con una letra propia de su juventud. Un documento increíble, donde uno de los mejores jugadores de la historia del básquetbol uruguayo, sugirió: “En ataque 2-3 tratando siempre de jugar sobre el hombre que marque Ghe
Juan De Jesús, el Trinche uruguayo De Jesús con la pelota La noticia de la muerte del Trinche sacudió el ambiente futbolístico. La leyenda dice que el rosarino era un jugador extraordinario. Algunos se animaron a ponerlo al nivel de Diego Maradona. Cuentan en Argentina que el Trinche Carlovich bailó a la selección en un amistoso y que, cuando Menotti lo citó para integrar el plantel que ganó el Mundial de 1978, no fue. Se quedó pescando. Ese era el Trinche. Se escribieron libros, se filmaron documentales y hasta su mito fue al teatro. Pero pocos saben que en Uruguay existió un personaje de similares características. Un jugador que, al mejor estilo del Trinche, se negó a ir a un entrenamiento que el técnico de la selección uruguaya había armado para verlo y citarlo. Que el día que fue a firmar contrato con Peñarol se aburrió de esperar y se fue la gomería del Peta Ubiña a tomar mate. Y que en una gira, cuando le dijeron que se tenía que quedar en México porque lo hab