¡Sapuca! El desconocido brasileño que entró en la historia de Miramar y generó el inédito retiro de confianza del plantel cebrita a su propia directiva. Cuando lo vendieron quebró la tablita y se elevó la cifra que debía recibir el club. Un goleador que explotó en Uruguay y fue ídolo en Colombia.
Foto: Giovinatti (twitter @miramaroficial) |
Bolsito
en mano, el moreno desembarcó en Los Aromos. Llegaba procedente de Santa Rita
do Sapucaí. Su nombre: Aparecido Donizete de Oliveira. Era un verdadero
desconocido.
El
técnico de Peñarol de entonces, Luis Alberto Cubilla, lo mandó para su casa. El entrenador se había jugado por el paraguayo Carlos Yaluk. Poco después el club se embarcó en la campaña "A Morena lo traemos todos" para repatriar al Potrillo desde España.
Jamás
imaginó Cubilla que aquel moreno de bigote y piernas largas terminaría haciendo
honor a su nombre, Aparecido. El hombre, lejos de apagarse, se aferró a la
única chance que surgió en el humilde Miramar Misiones para transformarse en
Sapuca.
¿Quién fue Sapuca? Un delantero brasileño de fugaz pasaje por el fútbol uruguayo. Sus goles y lo pegadizo de su sobrenombre fue música para la voz de los relatores y los oídos de los oyentes. ¡Sapuca! El 9 que explotó en Miramar Misiones y que terminó generando un conflicto que llegó al inédito extremo de que los jugadores del equipo le retiraran la confianza a su propia directiva. Un hecho tan inédito como real.
¡Explota Sapuca!
En
1981, de la mano del empresario Marcos Lubelsky, el brasileño llegó a Uruguay.
Como Cubilla no lo aceptó en Peñarol, el contratista se lo llevó a Miramar
Misiones que por ese entonces vivía el proceso de la fusión.
El
equipo cebrita era conducido técnicamente por Ángel Bebe Castelnoble y el
profesor José De León.
Sapuca
llamó la atención de entrada por un detalle: era de los primeros en llegar al parque
Méndez Piana. Siempre.
“El
moreno llegaba bien temprano, antes que todos, y se sentaba abajo del árbol
enorme que hay por la entrada del callejón. Un personaje”, comentó su compinche
en la delantera cebrita, Rudy Rodríguez, a Que
la cuenten como quieran.
A
los pocos días de estar entrenando se armó un amistoso del otro lado del muro.
En la cancha de Central Español. El contratista Lubelsky, sabiendo que a Sapuca
le iban a medir el aceite como se dice comúnmente en el fútbol, habló con los jugadores
de Miramar para que lo protegieran.
Pero
no hubo forma. Le pegaron por todos lados. Hasta que el moreno perdió la
paciencia.
“Sapuca
se calentó, se plantó, y no lo podíamos parar. Se armó lío. Empezó a remar y le
pegaba a todo lo que andaba cerca. Y en la tribuna Marquitos Lubelsky gritaba:
‘¡Ese es mi jugador, ese es mi jugador!”, rememoró Rudy Rodríguez entre risas.
El
entonces delantero de Miramar contó que Sapuca no parecía brasileño. “Era un
fenómeno ese moreno. Luego que entró en confianza era una persona muy alegre y
con una capacidad goleadora admirable, una fortaleza, una valentía que no
parecía brasileño. Mirá que le pegaban y el loco aguantaba”.
Carlos
Manta, uno de los goleros de aquel equipo cebrita, aportó a Que la cuenten como quieran: “Nosotros
jugábamos como locales en el Palermo y recuerdo una mañana, en un partido
contra Liverpool, que hizo 4 goles y explotó. Todo el mundo empezó a hablar de
él. Era locura con Sapuca”.
Rudy
aportó otra curiosidad: “jugaba con una zapatos que parecían una paleta de ping
pong porque el hombre tenía el empeine muy ancho. Eran unas alpargatas”.
Lo
cierto es que Sapuca con esos zapatos comenzó a marcar goles y su nombre empezó
a sonar en todos lados. “Yo pedía que nadie le tocaran los zapatos. Le querían
comprar unos nuevos. ¡Ni loco! Si con sus goles cobrábamos premios”, recordó
Rudy Rodríguez.
Aquel
año Miramar Misiones realizó una de sus mejores campañas en Primera división al
punto tal que, de la mano de los goles del brasileño, terminó sexto junto con
Defensor, por lo que tuvieron que jugar un partido por un lugar en la Liguilla.
Manta
recordó que: “estuvimos concentrados en CAFO para jugar la final con Defensor y
nos fuimos de la concentración a las 11 de la noche porque nos debían tres
premios”.
El
día de la final, a los 50 segundos de iniciado el partido, el árbitro Ramón
Barreto expulsó a los cebritas Púa y Rivero. Defensor ganó 2-1, clasificó, y se
terminó consagrando campeón de la Liguilla.
Amenaza de paro
El
nombre de Sapuca apareció en la lista de goleadores del año 1981 por lo que, se
podrán imaginar que al año siguiente, ya estaba negociado al exterior. Para
1982, Miramar Misiones renovó su plantel con la llegada de nuevos jugadores.
El
brasileño jugó un solo partido. Fue en el Saroldi ante River Plate y los
cebritas ganaron 1-0 con gol de Sapuca, como no podía ser de otra manera.
El
brasileño emigró a Deportes Tolima que era conducido técnicamente por Juan
Martín Mujica.
Para
suplir la baja de Sapuca llegó Joao Francisco. Otro fenómeno que duró poco en
los cebritas.
Lo
cierto es que las deudas con los jugadores se incrementaban. Los que llevaban
más años en el club llegaron a estar siete meses sin ver un peso por lo que
decidieron concurrir a hablar con el presidente González Landeira, reveló el
golero de entonces Carlos Manta.
La
respuesta fue que no había dinero. La solución pasaba por elevar una carta a la
AUF a los efectos de que, si ingresaba plata, los jugadores fueran los primeros
en cobrar.
Es
más, el plantel amenazó con no presentarse a jugar un partido contra Sud
América en el Fossa. “Hicimos una reunión y tomamos la decisión de no
presentarnos. Llamamos al presidente y al técnico Ángel Traverso para comunicarles
la medida”, rememoró Manta. Pero finalmente no se llegó a mayores. Y los
cebritas jugaron.
A
los pocos días los jugadores recibieron un llamado desde la AUF que había
ingresado dinero y que podían pasar a cobrar.
“Recuerdo
que algunos muchachos me consultaron qué hacían con la plata y yo les dije que
iba a comprar dólares, porque aquel ingreso lo tomaba como un ahorro. Fuimos a
una casa de cambio, compramos, nos acostamos a dormir y al otro día revienta la
tablita. Pasamos de tener siete sueldos a contar con el equivalente de 28 salarios.
Algunos jugadores invirtieron la plata en instalar algún comercio. Yo me compré
la casa”, contó Manta.
El
dinero que había ingresado era el correspondiente al pase de Sapuca que, al
quebrar la tablita, también se multiplicó.
“Ante esto los jugadores fuimos a reclamar que nos pagaran lo adeudado pero no encontramos eco y terminamos sacando una carta donde le retiramos la confianza a la directiva. Debe ser un caso único que un plantel le retire la confianza a su propia directiva”, reveló Ariel Longo a Que la cuenten como quieran.
Retiro de confianza
Fue
entonces que los jugadores del plantel de Miramar Misiones, en un hecho
inédito, tomaron la medida contra su propia directiva. Impensado en estos
tiempos.
Los
abajo firmantes, integrantes del plantel superior del club Sportivo Miramar
Misiones, ante lo expresado por la Comisión Directiva de esta institución,
resuelve:
1º)
Presentarse a cumplir el compromiso deportivo estipulado oficialmente en la
cancha de la Institución Atlético Sud América el domingo 21 de noviembre de
1982.
2º)
Esta actitud es originada por respeto a la parcialidad cebrita y a la afición
deportiva del país.
3º)
Reiterar los conceptos vertidos a la prensa por el plantel superior en su
oportunidad de retirar la confianza a la Comisión Directiva de esta
institución.
4º)
Quedar a la espera de una resolución conjunta que lleve a una solución
coherente y general de la situación planteada actualmente.
El comunicado fue firmado por todos los integrantes del plantel superior.
¿Y Sapuca?
Mientras
todo esto ocurría por Montevideo, Sapuca hacía de las suyas por Colombia. En su
debut en el Deportes Tolima marcó un gol. Salió corriendo con los brazos
abiertos como lo hacía habitualmente y tomó el banderín del corner para
celebrar. Lo expulsaron.
En
el Tolima jugó con Pacho Maturana y dejó su huella. De allí pasó a Independiente
Santa Fe donde no jugó y después a Atlético Nacional donde se transformó en
ídolo.
Para
muchos es considerado el mejor jugador brasileño de la historia en vestir la
verde y blanca.
Uno
de sus tantos goles fue votado entre los 10 mejores de la liga colombiana. La
Revista Semana lo recordó: “El gol de Sapuca con Nacional, frente a Caldas en
1985, cuando se robó un rebote de un tiro de esquina y dejó a los rivales
regados en un carrerón de más de 80 metros”, expresó.
De
su paso por Colombia se recuerda también su temor a los aviones. Cuando se
jugaba en otra ciudad, Sapuca iba en auto.
Con los años pasó a Puebla de México y terminó su carrera en El Tanque Sisley. Jamás se supo nada de su vida. Desapareció. Hasta que en octubre de 2017 la cuenta de twitter de Miramar Misiones informó: “Desde Brasil nos llega una foto actual de Aparecido Donizete de Oliveira más conocido como SAPUCA que brilló en nuestro club”. Su bigote sigue siendo inconfundible.
Twitter: @miramaroficial |
Gracias Jorge por el recuerdo de sapuca para los hinchas de Miramar es muy lindo que se cuente parte de la historia del club. Abrazo
ResponderEliminarOpacó a Morena? Muy fuerte
ResponderEliminarNo se quien pasa estos datos, pero le aclaro que cuando vino Sapuca Morena estaba en España, primero en Rayo Vayecano y luego en Valencia, por favor amigo se necesitaba mucho para opacar a Morena, a tal punto que cuando regreso de España salio campeon de America y de la Intercontinental con Peñarol, para otra oportunidad verifique los datos.
ResponderEliminarLo que es verdad que Cubilla prefirio al paraguayo Yaluk que a Sapuca, y en ese tiempo también jugo de nueve Alfredo Arias. Salud!!
Sapuca un fenómeno, cuando Cubilla lo dejo tirado y Miramar lo trae, el pobre Sapuca no tenía ni donde vivir, allí la familia Coco le dio un apartamento que tenían en el fondo de su casa de la calle Dolores Pereira Rossell esq. 4 de julio, mismo un par de casas adelante, vivía el Cacho Blanco, Sapuca jugadoraso, llegó hasta pelotear en la cuadra con nosotros que éramos gurises, otras épocas, un grande
ResponderEliminarCon que número jugaba? Quien era el 10 de la época?
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