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Mostrando entradas de junio, 2020
Levantarse y no tener un vaso de leche, vestirse con ropa de la feria de $ 10 y pedir para comer: la historia de superación de Michel Araújo   La retroexcavadora rugió. La casa se desmoronó. Michel se largó a llorar. Parado, sin hablar, se le caían las lágrimas. Le tiraban abajo la casa de su infancia. Ya había pasado hambre, sabía lo que era levantarse y no tener un vaso de leche para desayunar. Faltar al liceo por no tener championes. Comer pescado hasta el hartazgo porque era lo que pescaba su padre. Jugar con zapatos encintados, laburar de mozo o cortar pasto por unos mangos. Pero todo aquello era insignificante con el dolor de aquel día en que la máquina les tiró la casa abajo. Tenía 12 años. Las lágrimas le brotaron. Lloró de dolor. Se quedaban sin techo. La vida de Michel Araújo no fue fácil. Es un canto a la superación. Las vivió y las pasó absolutamente todas antes de su presente en Fluminense de Brasil. “No fue sencilla… Soy de una familia muy humilde (7 her
¿Brujería o mito? La maldición oculta de la pieza 6 de la concentración de Peñarol   Foto: Web Peñarol En lo más profundo de Los Aromos, la concentración de Peñarol, hay una leyenda oculta. La de la pieza 6. La de una cama de la pieza 6, para ser más precisos. Una “maldición” que persiguió al equipo durante años. Para que tengan una idea: en 2008 se lesionaron dos goleros y otro, un día fue a sacar del arco, le pegó a la tierra, y le hicieron el gol. Un mito que se le atribuye a un jugador que maldijo al club cuando lo echaron,  Una historia para creer o reventar,  contada por los propios protagonistas. Por los habitantes de aquella habitación de la concentración de Peñarol. Ya habían pasado más de 10 años de aquella época de gloria que terminó con la conquista del recordado Quinquenio aurinegro. Aquella década de los 90 fue marcada por la presencia del capitán Pablo Javier Bengoechea. Un hombre del que poco se conocía pero que tenía sus cábalas… Cierto día, del ú
Tildado de enfermo, egoísta, loco y vivo: Fefo Ruiz, la máquina del gol que en un básquetbol sin triples marcó 84 puntos en un partido   “No te asustes. Nos vamos al fin del mundo”, le dijo la señora que lo recibió como becario allá por el año 1981. Ni se inmutó. La ilusión podía más. El pueblo estaba en medio de la nada, enclavado entre las montañas. Bluefield, West Virginia, el estado montañoso de los Estados Unidos. Hasta allí llegó Wilfredo Fefo Ruiz. Tenía una misión: jugar y adquirir forma para el campeonato Sudamericano de selecciones de ese año. Pero se desmoralizó. El equipo no tenía el potencial que esperaba. Se quería volver. El entrenador intentaba por todos los medios convencerlo para que se quedara. Al final, Fefo le encontró la vuelta. Decidió ir a entrenar todas las mañanas, fuera de horario, para perfeccionarse. Y empezó a tirar. De un lado, del otro. La rutina consistía en lanzar 300 tiros al aro. Con el paso de los días, a Fefo le empezó a llamar la
La historia desconocida de Araújo: su mamá vende tortas fritas, estuvo a un llamado de ser futbolista frustrado y hoy juega con Messi y Suárez Ronald se arrimó frustrado. El pelo mojado. El bolsito colgando de su hombro. “No quedé”, fue lo único que atinó a decirle a Diego Ospitaleche. Había que volver a Rivera. Seis horas de viaje con la frustración a cuestas. Indignado, antes de abandonar el Complejo Rentistas, el hombre tomó el teléfono. “Varilla, ¡me tomaste el pelo!”, disparó Diego. Del otro lado de la línea André Varilla González no entendía nada. “Yo te expliqué del jugador que te traía. Vino a la práctica y el técnico ni bola le dio, no le prestó atención, y yo te puedo asegurar que acá juega en una pierna. En cualquier equipo de Uruguay juega. Y ahora tengo que regresar con un botija frustrado”. Se hizo un silencio. Luego de unos segundos, el Varilla atinó a responder: “Diego, no pude estar ahí porque tenía otros compromisos, pero te pido por favor q