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Mostrando entradas de septiembre, 2021
Milton había salido de la cana. Producto de los golpes le habían fracturado un codo. Pero, después de 10 años como preso político, tenía un deseo: volver a ponerse la camiseta de Tabaré.  Una noche de 1982 el capitán Larralde le cedió la pelota y le dijo: “Tomá Flaco, el capitán sos vos”.  Y entró encabezando la fila. Aquella noche quedó grabada en la historia de Tabaré. Nadie olvida cuando Eve Acosta llamó a Milton Freire y lo mandó a jugar.  La cancha se vino abajo. La década del 60 fue inolvidable para Tabaré. Formó un equipo con el Cabeza Márquez, Julio Gómez y Washington Poyet como abanderados. El Indio ganó los Federales de 1960, 1961, 1962, 1964 y 1968. Tabaré fue amo y señor del básquetbol uruguayo hasta que los monstruos se retiraron. Sin embargo, en el club había una lucecita encendida: Milton Freire. Un jugador formado bajo el ala de aquellos veteranos. El Flaco, o Carita como le decían algunos, compartía su actividad deportiva con su trabajo en el Sindicato Médico. An
Me dolió Quique. Recordé tus consejos. El whisky compartido en algún viaje. Aquel llamado, indignado, cuando me echaron del diario. Tus audios mateando con Zitarrosa. Las fotos de las verduras al horno. Pucha Quique… Esta semana no me sonó el teléfono. No me mandaste ningún audio comentando del mundillo del fútbol. Fue silencio. Cuesta asumirlo. No me voy a atribuir nada que no me corresponda. No tuve la fortuna de trabajar contigo. Pero desde que te retiraste generamos un ida y vuelta. Dudé en escribir Quique. Por respeto. Por aquellos que tienen muchas más cosas que contar que yo. Pero consideré injusto no expresarme sobre tu don de gente. Por eso me animé. Es mi humilde pero sincero homenaje. Como olvidar las dos semanas en la calle Los Claveles, en aquella enorme casa de don Guillermo Del Piélago donde vivimos la Copa América de 2004. El viaje a Piura en un ómnibus que alquiló tu inseparable compañero Alberto Kesman y que se quedó en medio del desierto de Sechura. Allá bajamo
Lío en Defensor. El Charro no quería concentrar. Hugo Bagnulo no lo quería poner, pero a pedido de los dirigentes accedió. Llegó al mediodía, luego de una noche de farra, y fue derecho al Estadio. Esa tarde fue sensacional. José Manuel Moreno, un privilegio de la historia de la viola. Foto Twitter AFA   El rey de la garufa. Vivía en Bulevar y Rivera y de noche se iba al cabaret y a los clubes de milonga a entrenar. Solía decir que no había mejor entrenamiento que bailar. Para definir a aquel porteño que vino a jugar a Defensor bastaría con decir que fue Maradona antes que Maradona y que Walter Gómez lo consideró mejor que Pelé. Corría el año 1952 cuando José Manuel Moreno llegó a la viola. El hombre venía precedido de tremendos antecedentes. Campeón de América con Argentina, y con más de 20 títulos en su carrera, había sido integrante de la conocida Máquina de River Plate, una ofensiva conformada por Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Ángel Labruna y Félix Lou