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Loncha, el “rasqueta” provocador que marcó un antes y un después en la historia de Defensor

Foto El Observador (@tuerto_retro)

Provocador. Hablador. Fue capaz de hacer calentar a Obdulio Varela. Hacer expulsar a cuatro jugadores de Cerro y que el presidente Franzini le impidiera ir a la Villa porque lo querían “matar”. Para que tengan una idea de su picardía, una vez le jopeó la pelota a Gambetta y a la pasada le dijo: “¡qué olor a cuero!”.

Boca, Nacional, Peñarol, pelearon por su pase. Pero jamás pudo defender a los grandes. Todos los años los socios de Defensor le negaban el pase.
El Loncha no fue un jugador más. Fue el primer pase de un jugador al exterior en tiempos donde se salía del amateurismo. Se fue a Italia. Con el producido de su pase la viola inició su transformación social levantando el gimnasio de Jaime Zudáñez.

José Loncha García. Un símbolo desconocido para las nuevas generaciones. Un personaje que aparecía de gabardina y gorro en radio Imparcial. Un talento que pudo ser campeón del mundo en Maracaná pero se perdió el viaje. Un jugador del cual muchos se animan a afirmar que cambió la historia de Defensor.

El Loncha García fue el primer uruguayo en ser transferido al fútbol italiano después de la guerra mundial en una cifra récord. Jamás un club había abonado 50 mil dólares por un jugador como lo hizo Bologna para sacárselo a la viola.

Un poco de historia

Foto Estrellas Deportivas

José Loncha García debutó en Defensor en 1944. Pero ya en las formativas deslumbraba como lo reveló el expresidente del club, Eduardo Arsuaga, a Que la cuenten como quieran.

“Al Loncha lo veía desde que empezó, en Cuarta división, que era la única división que tenía Defensor. Jugaban los domingos de mañana. Y ya se veía que tenía calidad. La gente, los hinchas de Defensor, iban mucho a verlo porque se daban cuenta de que iba a ser un jugador fuera de serie”.

“Agarré puesto en Primera por una circunstancia fortuita. Se enfermó Sarro. Me acuerdo como si fuera hoy. Me dijeron que si no se reponía iba a jugar yo. Imagínese. Jugar en el puesto de Sarro, nada menos que de Sarro, a los 17 años de edad. Para mi suerte, Sarro no se repuso, porque si se hubiera recuperado, no agarraba nunca más en Primera. Porque Raúl era un dios jugando al fútbol”, contó el propio García en la edición número 50 de Estrellas Deportivas.

Sarro no era un jugador más en la viola. Para muchos fue uno de los mejores que pasó por el club. Pero era un bohemio.

Aquella temporada de 1944 fue memorable para los violetas. “Le hicimos seis goles al famoso Nacional del quinquenio, le ganamos a Peñarol 2 a 0 con 10 hombres y erramos un penal. Faltando tres fechas íbamos primeros a un punto. Todos los diarios de la época decían que éramos el mejor equipo del torneo. Pero se nos lesionaron Young y Chagas. Perdimos con Nacional y empatamos con Liverpool y adiós al sueño del campeonato uruguayo”, expresó García.

Al regreso del Sudamericano de 1945, la viola fue a jugar un amistoso con Boca Juniors a Buenos Aires. Allí lo vieron al Loncha y atacaron por su pase.

“Por intermedio del escribano uruguayo Pampin, que era su cónsul en Montevideo, Boca se interesó por mí. Viajé a Buenos Aires. Por mi parte llegué a un acuerdo total con Boca. Simultáneamente hubo proposiciones de Peñarol, Nacional y River argentino, interesados también en mi transferencia”, contó el Loncha a El Diario.

La identidad de Defensor

Foto: @tuerto_retro

Y fue así que, ante el interés de varios equipos, todos los años se llenaba la sede de Defensor. ¿Motivos? Los socios, mediante asamblea, eran los que resolvían si autorizaban el pase del Loncha. Y año tras año, se negaban.

A fines de 1948 Peñarol llegó a ofrecer 40 mil pesos y un sueldo igual al que cobraba Obdulio Varela, pero el presidente violeta, Luis Franzini, rechazó la propuesta.

“Me acuerdo que en esos tiempos el presidente de Peñarol, Dante Turturiello, me ofreció el mismo contrato que a Obdulio Varela que era el jugador mejor pago en el club. Yo dije que sí, naturalmente, pero la asamblea dijo que no. Y así yo veía siempre postergadas mis esperanzas, mis ansias de progreso”, contó el Loncha.

Fue así que nació una postura, un estilo Defensor, que pasaba por no venderle jugadores a los grandes. Se podría afirmar, con matices, que hay un antes un después de la aparición del Loncha en la historia violeta.

“Es que don Luis Franzini dijo que para vender un jugador no teníamos porqué pasar por Peñarol o Nacional”, reveló el expresidente del club Fernando Sobral.

El actual neutral Jorge Casales aportó a Que la cuenten como quieran: “Defensor a partir del Loncha y bajo la presidencia de Luis Franzini quería imponer no venderle jugadores a los grandes. Primero lo quería Peñarol y una asamblea dijo que no. Por lo que se puede afirmar que hay un antes y un después del pase en cuanto a identidad propia. En eso de no venderle jugadores a los grandes”.
 

Las diabluras del Loncha

Estrellas Deportivas

Y mientras año tras año los socios de la viola se negaban a venderlo, el Loncha hacía de las suyas en las canchas.

En un partido contra Peñarol lo enloqueció a Obdulio Varela. El árbitro los expulsó a los dos. El Loncha salió con un zapato en la mano saludando a la hinchada que estaba en la América.

Otra vez, contra Nacional, primero le pasó la pelota por los caños al Mono Gambetta. Luego le hizo un sombrero y a la pasada le dijo: “¡Qué olor a cuero!”. ¡Para qué! Al siguiente partido no hubo provocación. En el primer cruce, el Mono Gambetta lo aterrizó de una trompada y se fue expulsado.

“Mi misión en Defensor era un poco sacrificada porque se trataba de destruir el juego que armaban los grandes jugadores de los otros equipos, como Obdulio, Sixto González, Galvalissi y varios otros. Obstruirlos, ofuscarlos para que perdieran la serenidad y nosotros pudiéramos sacar alguna ventajita. Yo era un jugador hablador, medio rasqueta, y además siempre estaba encima de ellos”, contó García a Estrellas Deportivas.

Y agregó: “Un día en la cancha de Defensor le ganamos a Cerro cuatro a dos. Hice echar a cuatro jugadores de Cerro con todas las travesuras que hice. Fueron desfilando uno tras otro porque todos querían darme patadas. Hasta que el juez me echó a mi también. Pero creo que lo hizo para salvarme porque querían matarme. En la revancha, que teníamos que ir a la cancha de Cerro ¿se acuerdan, aquella hondonada, el Parque Santa Rosa? Don Luis Franzini no me dejó ir a jugar. “No, Loncha, no vayas porque te van a matar?”.

Loncha pide que lo vendan

A los pocos meses de rechazar el ofrecimiento de Peñarol apareció en escena el Bolonia. El club italiano ofertó 90 mil pesos, algo así como 50 mil dólares. Una locura para la época.

“Sansone, un uruguayo que jugó muchos años en el Bolonia, andaba de recorrida por Sudamérica buscando un número ocho. Un día fue a la práctica de Defensor a observarme y yo, la verdad, las prácticas las jugaba como si fueran partidos en serio. Le gustó como jugué y me vino a ver a la calle Dalmiro Costa. Me ofreció un contrato muy ventajoso y le contesté, con muy poquitas esperanzas, que tratara con el club. Conmigo, le dije, no hay problemas, pero ya me han negado el pase más de una vez”, contó García.

Ante la posibilidad de que los socios volvieran a decir que no, el Loncha se fue a hablar con el presidente de la viola.

“Yo era un pibito pobre, mi madre era cocinera, mi padre motorman del tranvía, y los italianos me daban treinta mil pesos de prima; en esa época con tres mil quinientos, cuatro mil, te hacías una casa. Mi novia no lo podía creer, “¿en serio te van a dar toda esa plata, José?”, contó el Loncha en nota con Joselo Olascoaga.

García encaró: “Mire, Don Luis, esta vez la cosa es así: o me venden a Italia o no juego más al fútbol”.
El periodista Enrique Yannuzzi aportó el dato de que “me contaron que el padre del Loncha, que nunca iba al fútbol, fue a la asamblea”.

Y finalmente los socios resolvieron con la mano en el corazón y, pensando en la familia del jugador: otorgaron el pase.

El pase por un gimnasio

Foto Twitter Defensor Sporting

El entonces presidente de Defensor, Luis Franzini, entendía que el club debía crecer. Y con el dinero que entró por la operación se dio el primer paso social.

“Franzini tenía el ideal de construir un gimnasio en la sede y por eso optaron por venderme y con ese dinero que cobró por mi pase se construyó el gimnasio de Defensor en Jaime Zudáñez”, contó el exjugador a El Diario.

“Don Luis vio que eran importantes todas esas inversiones en algo material, que conservan su valor”, comentó Eduardo Arsuaga.
Como consecuencia de su transferencia al fútbol italiano, García se perdió la posibilidad de formar parte del plantel de Uruguay que ganó el Mundial de 1950.

“El Loncha se vende antes del Mundial y todos dicen que si no se hacía el pase era una de las glorias de Maracaná. Allí entró el primer dinero fuera de lo común porque fue el primer jugador en ir a Europa en un fútbol que salía del amateurismo”, contó el expresidente violeta Fernando Sobral.

¡Chiammame allo coronello Dall’Ara!

Renato Dall'Ara (Foto web Bologna FC)

Loncha llegó a Italia vestido fiel a su estilo. “Yo andaba con un sombrero panamá, de paja, hecho en Ecuador, con un abrigo de piel de tiburón, un traje que me había comprado en Brasil con los pantalones que me llegaban al pecho y la corbata por adentro del pantalón y unos buenos zapatos uruguayos que desentonaban con la sofisticación del resto del vestuario”, rememoró en una entrevista con Joselo González.

El tema es que arribó a Roma y nadie lo esperaba. Como no entendía el idioma empezó a hacer gestos de que pateaba una pelota hasta que un tano dijo: “Ma cuesto e García. ¡Chiammame allo coronello Renato Dall’Ara!”.

Dall’Ara era el emblemático presidente del club Bolonia cuyo estadio lleva su nombre.


“Resulta que Dall’Ara tenía un hermano en Roma que era coronel mutilado de guerra, que había llamado al Ciampino (aeropuerto) para averiguar en qué vuelo llegaba García. Y había dado mis señas, un futbolista sudamericano de 23 años. Así que lo llamaron y al rato apareció el coronel en un autazo con chofer. Venía cargado de medallas y le faltaba un brazo. Me llevó a su casa, una mansión, y me dio de comer los primeros vermicelli a la italiana que me mandé. Yo no los conocía. Eran unos fideos largos que para terminar de engullirlos tenía que soplar y me quedaban colgando de los labios, enchastrándome el mentón. Entonces el Coronel me dijo: " cosí non si manya". Y me enseñó a enroscarlos en el tenedor ayudándome con la cuchara”, dijo el Loncha.

Un personaje

Las camisetas que regaló el Loncha

El Loncha jugó hasta 1955 en Bolonia. Volvió a Uruguay con la intención de terminar su carrera, pero Atalanta se interesó por su pase y debió volver a Italia.

En sus viajes de regreso al pago el Loncha llamaba la atención desde que bajaba del avión.

Enrique Yannuzzi aportó que: “Me contaba el Dalton Rosas Riolfo que en diciembre los italianos le daban unos días para venir y se había comprado un tapado. Y el Loncha bajaba en Carrasco con 40 grados y así se iba hasta Punta Carretas. Quería que me vieran en el barrio, le decía al Dalton”.

En uno de aquellos viajes García trajo de regalo las primeras camisetas con número que utilizó Defensor en su historia. Eran violetas, de la Fiorentina.

“Cuando terminó la temporada 1950/51 en Italia vine de vacaciones a Montevideo por primera vez desde que había ido allá a enrolarme a Bolonia. Compré un juego de camisetas para traerle de regalo a Defensor. Fueron las primeras camisetas con números que hubo en este país, unos números grandes, bien visibles, y creo que fueron también las primeras de manga larga. Eran más bien buzos, unos buzos que tenían un color violeta muy lindo. Yo no sabía que a su vez Defensor me estaba preparando un homenaje. Me recibió una muchedumbre en el puerto, me dieron una gran fiesta en la sede, en la que habían ubicado un gran retrato mío, y en el transcurso de esa fiesta me regalaron una insignia del club de oro y brillantes. Los brillantes figuraban en la luz del faro. Después desgraciadamente ese maravilloso recuerdo me lo robaron en Italia”, rememoró el Loncha.

En Defensor no dudan en afirmar que Loncha siempre estuvo cerca del club. Era común verlo en la cancha. Su hijo es socio vitalicio de la institución.

“Para Defensor hay un antes y un después. Se puede afirmar que fue el jugador que cambió la historia. Una figura emblemática. Mi padre me decía que fue el mejor jugador que vio en Defensor”, comentó Ricardo Lombardo a Que la cuenten como quieran.

A la distancia, y vistos los hechos, así como el club cambió la historia del campeonato Uruguayo, se podría afirmar que el Loncha fue el jugador que cambió la historia de Defensor. Su transferencia a Europa marcó un antes y un después en la viola. Fue el primer pase, permitió el despegue social con la construcción de un gimnasio y marcó la cancha con los clubes grandes a la hora de hacer negocios. Una identidad. Por si fuera poco, el Loncha se dio el lujo de regalarle a la viola sus primeras camisetas con números.

Comentarios

  1. Muy buena y entretenida historia.
    Era otra época, con otra concepción de los negocios.

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  2. La historia de nuestro fútbol, la historia toda, la construyeron persona muchas veces anónimas. El "Loncha" hubiera sido, a mis 58 años, un anónimo más si no te conociera amigo Nacho, así que un vez más, gracias por compartir está y otras historias parte de nuestra idiosincrasia.
    Salú amigo.

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  3. Lo escuchaba hace años en radio Imparcial. Un crack. Si las nuevas generaciones lo tuvieran de consejero como a otras glorias, el fútbol uruguayo estaría mucho mejor. Mi recuerdo al Loncha. Un crack.

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  4. UN GRANDE EL LONCHA JOSÉ GARCÍA LO CONOCÍ EN SU CASA DE MALVIN CERCA DE LA PLAZA DE LOS OLÍMPICOS UN SER CÁLIDO Y ENTRAÑABLE DE ESCUCHAR SUS ANÉCDOTAS

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