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La vaca de Rocha: la increíble historia donde se vieron envueltos la policía, Eugenio Figueredo, el Contador Damiani y terminó en TyC

Foto: Rocha al día


El hombre arrancó la odisea. Un balde negro en una mano y la otra sosteniendo la piola. Tres kilómetros caminando con una vaca atada por las calles del pueblo. Se podrán imaginar. ¡La gente lo miraba con cara de incredulidad! Pero allá iba el hombre… A paso firme y decidido con la vaca atrás.

Al llegar a la intersección de las rutas 9 y 15 se detuvo. Fue a la estación de nafta, cargó el balde con agua, y le dio de beber a la vaca. Algo así como llenar el tanque para llegar. Retomó la marcha.

El pueblo estaba en el estadio. Nadie se quería perder la histórica fiesta. El hombre llegó a la cancha, vio un portón abierto, y se mandó. Sí, ¡con la vaca atada! Los dos primeros habitantes de la tribuna que lo vieron entrar se refregaron los ojos. Esto es joda, deben haber pensado.

Entonces apareció la policía. Lo detuvieron. Se generó un intercambio. El hombre no se quería ir. Apareció en escena el Comisario. Y la gente empezó a abuchear. Nadie entendía nada. De pronto el partido se detuvo. ¡Penal! Locura. Gol. El pueblo de fiesta. Y en medio del jolgorio lo empujaron a la cancha. Con vaca y todo. Y entró en la historia.

La vaca de Rocha. Una aventura memorable que recorrió el mundo y que terminó con un final inesperado.

¿Cómo surge la vaca?

Twitter Rocha FC

En el año 2005 el Rocha Fútbol Club sorprendía a propios y extraños con una campaña memorable. El equipo conducido por Luis González se trepó a lo más alto de la tabla del torneo Apertura de aquella temporada. Sin estrellas. Con amor por los colores. Con Pedro Cardoso como goleador, los batalladores Luis Maguregui y Martín González, el talento de Heber Caro, y el grandote Mauro Aldave.

El club era pura humildad. De hecho, entrenaba en un campito conocido como La Vaquita. El lugar era una chacra que disponía de una cancha.

Aquel lugar de entrenamiento generó comentarios de quienes entendían que allí no estaban dadas las condiciones adecuadas para un plantel profesional. Los medios empezaron a reprobar que los jugadores entrenaran entre las vacas.

Lo cierto es que el cuadrito empezó a trepar en la tabla y en un abrir y cerrar de ojos se metió en la definición. Y llegó la hora señalada. Rocha recibiría a Rampla Juniors en el Sobrero. El triunfo le daba el histórico campeonato para un club del interior.

Una noche, tres días antes del partido, los Santurio cenaban en su casa. De pronto, Robert sorprendió a sus viejos. Mientras comían la miró a su madre Teresa y le dijo con la inconfundible tonada de los rochenses: “Mira, cuando sea el partido voy a llevar una de las vacas de la chacra y la voy a meter en el estadio”. El comentario pasó…

El 7 de diciembre de 2005 el pueblo amaneció convulsionado. Sobre el mediodía Robert Santurio terminó su tarea en Canal 8 y salió a cumplir con unos trámites que tenía pendientes. La última parada, según reveló el propio Santurio a Que la cuenten como quieran, fue en la sede del Deportivo Artigas.

Antes de salir de la cantina le disparó al Bayano y a los parroquianos: “miren el partido porque voy a aparecer en la cancha”. Algunos levantaron la vista como diciendo: está loco el hombre.

Pero el pensamiento cambió al llegar a su casa. El partido ya estaba en juego. Cansado de trabajar, se tiró en un sillón a escuchar la radio. De  pronto apareció su madre con una inquietud: “¿No ibas a llevar una vaca al estadio?”.

“En ese momento le dije que no, que no tenías ganas de salir. Pero ella me movilizó. ‘Prometes algo y no lo cumples…’, me dijo. Me levanté, agarré un balde negro, fui a buscar una de las vacas holandesas de mi padre, y arranqué. Me llevé a Negrita”, rememoró Santurio.

Tres kilómetros caminando con la vaca atada. Había terminado el primer tiempo. Por lo que le quedaban 45 minutos para llegar al Sobrero. A tres cuadras del estadio paró en la rotonda de las rutas 9 y 15 para darle agua a Negrita. Faltaban tres cuadras para llegar.
Estadio Mario Sobrero (Foto twitter Rocha FC)


“Cuando llego al estadio quedo de cara a la entrada de la tribuna que da contra un depósito de la Intendencia. La boletería estaba cerrada pero las puertas abiertas a lo cual ingreso al estadio con la vaca. Y empiezo a caminar por detrás de unos de los arcos para quedarme en un rincón…”, recordó Santurio en la charla con Que la cuenten como quieran.

En eso, un policía se percata del detalle de que un hombre estaba entrando a la cancha con una vaca y lo detuvo. Lo invitó a retirarse. “Usted no puede entrar con un animal al estadio”, le dijo el uniformado. Santurio intentó explicarle que había llevado la vaca para festejar. Pero no había forma de convencer al policía.

Y mientras el partido se jugaba y Rocha ganaba 1 a 0 se produce un intercambio.
“Mira, yo no voy a hacer nada”, le expresó Santurio al agente.
“No me compliques”, respondió el uniformado.
La gente en la tribuna se percató del tema y empezó a silbar para que la vaca se quedara en la cancha. Pero, a pesar de la aprobación de la tribuna, el hombre acató la orden y se dispuso a emprender la retirada con la vaca atada. En plena salida. A seis minutos para el final del partido. ¡Penal para Rocha! Locura en el Sobrero.
Foto twitter Rocha FC


“En ese momento pensé que la mejor forma de que no me corrieran era salir con la vaca por la tribuna principal. Meto la vaca en la tribuna principal pero aparece la policía. Otra vez, ¡cómo voy a estar con una vaca en el estadio…! Pero la gente empezó a gritar. Lo cierto es que cuando estoy saliendo me para una persona, me tira del brazo, y me deja contra la portera de acceso a la cancha que estaba abierta. Termina el partido y me meto con Negrita”, recordó el protagonista.

A partir de ahí se desató la locura. La gente invadió la cancha. Fotos para todos lados con el animal. Le daban besos. Lo que nadie imaginó fue que la vaca se transformaría en un símbolo de Rocha. Al punto tal de que pasó a ser producto de marketing y hasta formó parte de la promoción de un programa argentino del actor Miguel Ángel Rodríguez.

La vaca al Centenario

Foto: Conmebol.com

Con la copa de campeón del Apertura 2005/2006 en las vitrinas, a Rocha le quedaba el trámite de cumplir con la última fecha del calendario que le marcaba jugar contra Peñarol en el Centenario.

El partido sería una oportunidad única para sacarse la foto como campeones en el monumento histórico al fútbol mundial. Y se podrán imaginar que a alguien se le ocurrió llevar a Negrita, la famosa vaca de Rocha, al Centenario de Montevideo.

“Ahí  apareció la gente de la revista Guambia. Me llamaron porque querían sacar una foto de la vaca adentro del Centenario. Y les dije, voy, y la ponemos en el Estadio a la vaca. Hay que conseguir un tráiler para llevarla”, contó Santurio.

Pero claro, del dicho al hecho hay un gran trecho. Y si meter la vaca en el Sobrero fue todo un drama, se podrán imaginar lo que sería meterla en el Centenario. Para colmo, cuando se enteró el Contador José Pedro Damiani, puso el grito en el cielo.

El tema cobró una dimensión tan inédita como que llamaron al entonces presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, Eugenio Figueredo, a Alemania para preguntarle si dejaba entrar a la vaca a la cancha.

“Damiani no quería que la vaca estuviera dentro del Estadio, dijo que Peñarol no se iba a prestar a ese juego tonto de meter la vaca en la cancha. Figueredo era el presidente de la AUF y andaba en un congreso por Alemania y lo llamaron. Él no tenía problemas pero el tema es que Peñarol, que era el local, se oponía”, contó el protagonista de la historia.

Lo cierto es que Robert Santurio se vino el sábado a Montevideo y dejó a su hermano encomendada la tarea de llevar la vaca. Después verían cómo la entraban.

El domingo 11 de diciembre amanecía en Rocha cuando cargaron a Negrita en un tráiler. La camioneta arrancó con destino a Montevideo pero a las pocas cuadras de la casa de los Santurio, se rompió el tráiler.

“No le pusieron las trabas, el animal caminó, se movió, y el tráiler no soportó el peso. No conseguimos otro tráiler para traerla. Nos quedamos sin la vaca…”, contó resignado Robert.

 La vaca de la Escuelita del Crimen

Pedro Cardoso (Foto twitter Rocha FC)

Lo cierto es que en el Centenario lo niños hinchas de Rocha esperaban a la vaca con pasto en las manos. Si hasta habían llevados baldes para darle agua, reveló Santurio.

Ante tamaña expectativa alguien recordó que la murga La Escuelita del Crimen tenía una vaca de juguete y llamaron por teléfono para ver si la podían llevar. Estaba por empezar el partido contra Peñarol cuando apareció la murga con la cabeza de la vaca.

“¿Pero cómo hacíamos para sacarnos la foto? La policía nos corría porque no quería dejar entrar a la supuesta vaca. En un momento le dije a una persona de Guambia que el momento para entrar era cuando saliera el equipo y para eso había que meterse en el túnel”, rememoró el protagonista.

Y allá fueron. Uno con la cabeza de la vaca, y dos para simular el cuerpo, rumbo al túnel del Centenario.

“Peñarol ingresó y ahí nos colamos nosotros. En el túnel iban los jugadores de Peñarol, nosotros con el disfraz, y atrás los de Rocha. Cuando arranca la arenga para salir a la cancha, armamos la vaca. Sale Peñarol y nos metimos. La policía no pudo entrar. La gente de Rocha explotó. Los de la revista me pidieron si podía ir hasta el medio de la cancha para sacar la foto. Le di la mano al árbitro Prudente, nos sacamos la foto, y salimos”, recordó entre risas Santurio.

El marketing de la vaca

El impacto que generó Negrita fue inimaginable. “Un día me fui al barrio de los judíos, compré bombones, bloquecitos de dulce de leche y alfajores. Todo sin marca. Me fui a un cyber imprimí etiquetas con la vaca y me puse a vender. Fue increíble. A los bloquecitos les puse el bloquecito del campeón, a los bombones de La Negrita. Me fui a una imprenta y mandé imprimir adhesivos con el logo de la vaca”, recordó el hombre.

¿Dónde vendía todo eso? Santurio empezó a recorrer los comercios de la zona. “Andaba por los almacenes, los bares, las cantinas, los salones de quiniela. Hasta almanaques hicimos con la cara de la vaca”, reveló.

Pero claro, un buen día apareció una persona que le dijo que no podía estar vendiendo eso y la respuesta de Santurio fue: “mira, la vaca es mía y estoy vendiendo la foto de mi vaca”.

El caso llegó al colmo de que el dueño de la chacra donde entrenaba Rocha pretendió hacerle una demanda. Entendía que Santurio estaba utilizando la imagen de una de sus vacas, la que había aparecido en los informes de televisión mientras entrenaba Rocha.

“Yo no copié ni robé una idea. Yo tenía una vaca y la metí en el estadio. Si la piensas como estrategia de marketing fue un gran disparador”, expresó Santurio.

Producto internacional

Foto: TyC Sports

La figura de la vaca de Rocha cruzó fronteras. Las imágenes de Negrita dentro del campo de juego del Sobrero recorrieron el mundo. Las principales cadenas deportivas brindaban la insólita noticia de la mascota de los celestes.

Tan es así que una noche Santurio trabajaba en el canal cuando llegó Correa, un dirigente del club, con la buena nueva. “Robert, la gente de TyC Sports quiere grabar una publicidad contigo”.

Se trataba de un promocional para un nuevo programa del canal argentino. La producción se tomó un avión y desembarcó en Rocha.

“Los llevé a la chacra y grabaron con la vaca. Salió en el programa Jamón al medio del actor Migue Ángel Rodríguez”, contó el periodista.


El final de la vaca

Foto Twitter Rocha FC

Santurio vivió situaciones tan insólitas con la vaca como la vez que en una comida de festejo de Rocha se le arrimó una persona y le propuso cambiársela por un Fiat Uno.

Lo cierto es que los años pasaron, el equipo, después de jugar la Copa Libertadores, perdió peso y terminó perdiendo descendiendo. La vaca, por razones lógicas, desapareció de la escena mediática.

Es más, el goleador Pedro Cardoso llegó a declarar: “Si no se la comieron, la vendió la directiva”. En el imaginario popular quedó como fue a parar a la parrilla.

En el programa Todo Pasa de Océano FM el periodista Nicolás Delgado, rochense de ley, reveló hace unos años que la vaca había sido vendida en 1.600 dólares. Un platal para la época. Es más, estaba preñada y tuvo dos terneros a los que les pusieron de nombre Rocha y Campeón.

Santurio corroboró el dato. Pero aportó otro dato increíble del final de la vaca. Terminó como una especie de pieza de museo.

Un día apareció un empresario argentino por la chacra de los Santurio interesado en la vaca. Resulta que el hombre tenía un campo en José Ignacio y se la llevó a cambio de 1.600 dólares para mostrarla y contar a sus amigos que aquella era la famosa vaca de Rocha.

Comentarios

  1. Bueno hermano, una genialidad tu relato, con el consabido color que se merece una historia como ésta.Lo que es como vivirlo, habiéndome criado en el campo, a través de tu historia reviví la picardía del paisano, la sencillez de sus acciones y sobre todo la tozudez cuando se le mete algo en la cabeza.
    Acciones que nos hacen lo que somos como uruguayos.
    Gracias enormes por compartirlo.

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