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¿Brujería o mito? La maldición oculta de la pieza 6 de la concentración de Peñarol 

Foto: Web Peñarol

En lo más profundo de Los Aromos, la concentración de Peñarol, hay una leyenda oculta. La de la pieza 6. La de una cama de la pieza 6, para ser más precisos. Una “maldición” que persiguió al equipo durante años. Para que tengan una idea: en 2008 se lesionaron dos goleros y otro, un día fue a sacar del arco, le pegó a la tierra, y le hicieron el gol. Un mito que se le atribuye a un jugador que maldijo al club cuando lo echaron, Una historia para creer o reventar, contada por los propios protagonistas. Por los habitantes de aquella habitación de la concentración de Peñarol.

Ya habían pasado más de 10 años de aquella época de gloria que terminó con la conquista del recordado Quinquenio aurinegro.

Aquella década de los 90 fue marcada por la presencia del capitán Pablo Javier Bengoechea. Un hombre del que poco se conocía pero que tenía sus cábalas…

Cierto día, del último año del Quinquenio, el profe Gonzalo Barreiro manejaba su auto camino a Los Aromos con el Vasco Aguirregaray y Pablo Bengochea como acompañantes.

La charla que mantenían era tan intensa que, distraído, Barreiro no se dio cuenta de que tenía que doblar para entrar por la calle de tierra que daba a Los Aromos. Pegaron la vuelta y llegaron al entrenamiento. Ese fin de semana Peñarol ganó el clásico.

“Al siguiente partido voy manejando y cuando voy a doblar me dice Bengoechea: ‘¡¿qué hacés?!’. Voy a doblar, le digo. ‘¡Pasate, pasate!’, me gritaba. Bueno, desde ese momento todos los partidos me tenía que pasar unos 300 metros de la entrada”, reveló Barreiro en el libro Quinquenio.

Pero lo más insólito de aquel equipo era que, antes de todos los partidos, el ómnibus que transportaba al plantel de Los Aromos al Centenario debía cruzarse con un carro de caballos. Si no lo encontraban, el ómnibus no podía entrar a la zona del Estadio.

El tema es que, cierto día, el ómnibus fue avanzando por Camino Maldonado y nada. Seguía y seguía y el carro no aparecía. Y el sudor empezó a correr sobre la frente de los más cabuleros, entre los que se encontraba Bengoechea.

“Se avanzaba en el ómnibus y los jugadores tenían que ver un carro. Pero no aparecía. No saben lo que fue aquello. Si no veían un carro entraban mal, entonces le empezaron a pedir al chófer que aminorara la marcha”, contó el profe Barreiro. “Y estábamos llegando al Centenario y el carro nada y se empezaron a volver locos los jugadores, a los gritos. Gritaban que parara, ¡para el ómnibus!, le gritaban al tipo”, agregó Barreiro entre risas. Finalmente, el equipo aurinegro logró su objetivo.

En el año 2008, otros eran los López. Peñarol había agarrado la bajada. Llevaba muchos años sin ganar un campeonato. Y por la concentración comenzó a correr una vieja leyenda. La de la pieza 6.

La leyenda

“Había una habitación en Los Aromos que tenía su propia historia. No sé si sigue pasando pero esto ocurría con una camiseta, con un cuarto de la concentración y una cama específica”, comenzó diciendo Federico Pérez a Que la cuenten como quieran para entrar en la historia.
Federico Pérez. Foto: Twitter Federico Pérez


En aquel año 2008 todas las habitaciones de la concentración de Peñarol disponían de dos camas. Todas menos una: la pieza 6. Allí había tres camas. El primer día de concentración de aquel plantel distribuyeron las habitaciones y a la 6 fueron el argentino Matías Manrique y Federico Pérez.

“Nosotros ya estábamos con miedo”, reveló Pérez. ¿Motivos? Se habían enterado de una leyenda que le atribuían a un jugador que se fue mal del club maldiciendo la futura suerte de todo aquel que ocupara su lugar en la concentración.

Después de una ardua negociación, los dirigentes de Peñarol lograron cerrar el pase del golero Damián Frascarelli, que había sido figura destacada en Miramar Misiones.

En plena pretemporada Damián llegó a Los Aromos y el día que le tocó quedarse a descansar pidió para ir a la habitación 6. Es que, al margen de que era el único lugar con una cama disponible, conocía a Federico Pérez.

Damián llegó y comenzó a acomodar la ropa cuando sus compañeros de habitación le avisaron de la maldición del lugar que iba a ocupar: “Mirá que esa cama no la utilizaron más porque han pasado cosas...”, le dijeron Federico Pérez y Matías Manrique.
Damián Frascarelli. Foto: Twitter Frascarelli


“Yo no creo en esas cosas, soy más fuerte que cualquier superstición. No pasa nada. Voy a dormir acá”, respondió Frascarelli.
El golero pasó tres o cuatro días descansando en la referida habitación y en la cama en cuestión. A los pocos días Peñarol viajaba a Hong Kong a jugar amistosos.

“El primer día que llegamos a Hong Kong me rompí los cruzados”, contó Frascarelli resignado a Que la cuenten como quieran.

“Fue increíble. El Frasca llegó y cuando le tocó ir a esa cama dijo a las risas que no pasaba nada. Pero dos semanas después se rompió la rodilla. Pah, ahí entramos a dudar de la cama”, expresó Pérez.

La insólita fractura de Biglianti

Nicolás Biglianti. Foto: Facebook Nicolás Biglianti

Se venía el torneo Clausura y Peñarol salió de apuro al mercado logrando sellar la incorporación del golero de Rampla, Nicolás Biglianti.

El citado jugador desembarcó en Los Aromos para sumarse al plantel que en ese entonces conducía técnicamente Gustavo Matosas y que terminó la temporada con Mario Saralegui al mando.

Y apenas entró, al golero lo mandaron a la única habitación libre: la 6. Cuando llegó sus compañeros lo pusieron en alerta: “Nico, ojo con esa cama”. Pero Biglianti no prestó atención al cuento.

El golero arrancó el Clausura como dueño del arco mirasol. Fueron dos fechas. De cara a la tercera, contra Juventud, sufrió fractura de mano en un entrenamiento en Los Aromos.

Creer o reventar. En dos semanas se perdieron dos goleros. Los dos habían estado en la famosa habitación. Ahora le tocaba el turno al juvenil Gonzalo Salgueiro, que fue ascendido de apuro al primer equipo. Y cuando el Araña llegó a Los Aromos, ¿a qué habitación lo mandaron? ¡A la 6!

En esa cama no me acuesto

“Yo nunca había concentrado, ni pretemporada había hecho, y cuando me llaman la única cama libre era esa”, rememoró Gonzalo Salgueiro en charla con Que la cuenten como quieran.
Gonzalo Salgueiro. Foto: Twitter Gonzalo Salgueiro


Lo primero que dijo Gonzalo fue que en esa cama no se acostaba. Pero el problema es que no había otra habitación libre. ¿Qué hizo? Sacó el colchón y lo tiró en el piso. ¡Sí, aunque no lo puedan creer! El golero titular de Peñarol durmió todo el año en el piso.

“No recuerdo si el técnico sabía de esto, pero el mito lo sabíamos todos y yo dije no, yo voy a dormir en el piso. Fue Frascarelli y se lesiono, llegó Biglianti y se lesionó, y cuando me tocó dije: ni en pedo me acuesto ahí”, reveló Salgueiro.

Federico Pérez recordó que, debido a aquella particular situación, estaban todos apretados en la pieza porque había un colchón en el piso.

Salgueiro atajó todo el año hasta que en un partido contra Tacuarembó, previo a las finales con Defensor Sporting, salió a cortar un centro, se le escapó la pelota de las manos, y le hicieron el gol. Perdió el puesto. Después, en un partido contra Defensor por la Ligilla, fue a sacar del arco, le pegó a la tierra, y le hicieron un gol increíble.

¿De dónde venía le leyenda?

Ese tipo de leyendas son habituales cuando los equipos no consiguen resultados. Ante tanta mala suerte, que aquel los goleros habían llevado las camisetas a santiguar.

“Recuerdo que fue alguien. Creo que fue Biglianti el que llevó la ropa a una señora que hacía trabajos”, rememoró Salgueiro pero sin confirmar el dato.

Tampoco lo confirmó Carlos Bueno. “Había escuchado que habían mandado a santiguar las camisetas”, dijo el entonces delantero de Peñarol a Que la cuenten como quieran. Pero la realidad es que nadie confirma el dato. Es que en estas historias los jugadores son celosos de los códigos futboleros.

A la hora de hablar del mito, Gonzalo Salgueiro contó que está relacionado con un exjugador que se fue mal del club. Ese futbolista dormía en la habitación 6 y jugaba con la camiseta con ese mismo número.

“Cuentan que el día que se fue dijo que algo malo le iba a pasar a todo el que ocupara su lugar, por así decirlo, y los goleros que se lesionaron dormían en esa cama”, expresó Salgueiro.

Federico Pérez agregó al tema datos sobre mito del número de la camiseta que utilizaba aquel jugador. “Cuando Carlos García debutó en Peñarol jugó con la 6. Ese día se hizo un gol en contra y lo expulsaron. Después se la puso Alejandro Lago y se fracturó la nariz”.


Sin embargo, hay otra leyenda que se atribuye a una “bruja” que en el año 2004 echó cenizas en los guantes de un arquero”, según reveló el sitio EstoesPeñarol.com.

Lo cierto es que, después de aquella derrota 0-3 contra Defensor, todo el estadio silbó a Salgueiro y nunca más fue citado. Para el año siguiente, bajo la conducción de Julio Ribas, llegó Pablo Cavallero. El argentino atajó todo el Apertura. Para el Clausura el DT lo sacó y puso a Sebastián Sosa. Previo al clásico se lesionó. Ribas salió a enfrentar a Nacional con Gonzalo Noguera en el arco. A los 26 minutos se lesionó. Entró Cavallero, pero al partido siguiente, contra Cerro, lo echaron a los 35 minutos. Terminó atajando Fernando González.

¿Y qué pasó con la cama?

Aquellos fueron tiempos duros para Peñarol. Tan es así que, según reveló el golero Frascarelli, la cama de la famosa pieza 6, “la sacaron y la prendieron fuego”.

Para dar más crédito a su versión, Frascarelli comentó que en 2015, cuando regresó al club, en la habitación del mito solo había dos camas. “Y yo ni loco me metía ahí”, expresó.

Carlitos Bueno dijo entre risas que “creo que la tiraron abajo esa pieza”. Y agregó: “No voy a decir nada porque yo nunca creí en esas cosas”.

“Esa habitación fue complicada…”, expresó Gonzalo Salgueiro que la vivió en carne propia durmiendo todo el año en el piso. “Capaz que no tuvo nada que ver la leyenda pero te sugestiona, te condiciona psicológicamente. De hecho, ese año terminamos jugando los cuatro arqueros. No hay dudas, ahí pasaron cosas extrañas…”.

Como dice el mito: Creer o reventar.

Comentarios

  1. Cosas del fútbol amigo, sin duda todos los que abrazamos este deporte sabemos de que hablas.
    Salú amigo.

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  2. Señoras que buenas historias la verdad como siempre un genio el fútbol tiene cadas anécdotas imperdibles 👍

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  3. Excelente historia, digna de Voces Anónimas.
    Un abrazo grande.

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