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La historia desconocida de Araújo: su mamá vende tortas fritas, estuvo a un llamado de ser futbolista frustrado y hoy juega con Messi y Suárez




Ronald se arrimó frustrado. El pelo mojado. El bolsito colgando de su hombro. “No quedé”, fue lo único que atinó a decirle a Diego Ospitaleche. Había que volver a Rivera. Seis horas de viaje con la frustración a cuestas.
Indignado, antes de abandonar el Complejo Rentistas, el hombre tomó el teléfono.

“Varilla, ¡me tomaste el pelo!”, disparó Diego. Del otro lado de la línea André Varilla González no entendía nada. “Yo te expliqué del jugador que te traía. Vino a la práctica y el técnico ni bola le dio, no le prestó atención, y yo te puedo asegurar que acá juega en una pierna. En cualquier equipo de Uruguay juega. Y ahora tengo que regresar con un botija frustrado”.

Se hizo un silencio. Luego de unos segundos, el Varilla atinó a responder: “Diego, no pude estar ahí porque tenía otros compromisos, pero te pido por favor que llames a Álvaro Denis que es el coordinador y le expliques…”.

Aquel llamado de Ospitaleche al Varilla González cambió para siempre el destino de Ronald Araújo. Parece mentira. Pero en la historia del zaguero que hoy sorprende al mundo jugando en el Barcelona de Messi, Suárez, Griezmann, De Jong, y que formó la dupla central con el reconocido Piqué, hay un detalle desconocido. El de aquel día que no lo aceptaron en Rentistas y que estuvo a punto de convertirse en futbolista frustrado, o quizás en taxista, como el 9 que entrenó con él aquella mañana en el Complejo de los rojos.

Ronald, el 10

Ronald Araújo campeón y goleador desde niño

Corría el año 2015 cuando el nombre de Ronald Araújo cobró fuerza por las canchas de Rivera. Tenía 16 años y ya jugaba en la primera de Huracán.

El nombre llegó a oídos de Diego Ospitaleche, abogado de profesión, que junto con sus socios Uberfil Farías y Elson Macedo, seleccionan proyectos de buenos jugadores y los llevan a Montevideo. A diferencia de los captadores habituales, Ospitaleche no representa a los jugadores sino que los asiste y los recomienda a los clubes.

“Por octubre de ese año, cuando me llegó su nombre, decidí ir a verlo. La primera imagen que tengo de Ronald es calentando con los suplentes al costado de la cancha y me llamó la atención el físico privilegiado que tenía. Entró unos minutitos de volante. No dio para verlo mucho”, reveló Ospitaleche.

Al domingo siguiente, de mañana, se fue a verlo con la Sub 18 de Huracán. “Era el capitán. Jugaba de 10 y lo primero que me hizo acordar fue al Betito Acosta. Espigado, elegante con la pelota. Luego de verlo unos partidos más no me quedaron dudas. Fui a su casa y me reuní con su familia a quienes les comenté la idea que tenía, lo que hacíamos con los jugadores. Les dije claramente que nosotros no lo íbamos a llevar ni a Nacional ni a Peñarol sino que la idea era buscarle un buen equipo donde jugara. Estuvieron de acuerdo”, agregó el profesional.

La despedida en Mandubí

Campeón Sub 15 junto con Danilo Pochi de gorro rojo

Allá por enero de 2016, Ospitaleche se acordó de su viejo amigo, aquel al que había llevado a jugar a Frontera Rivera después de su retiró: el exaurinegro André Varilla González.

Ospitaleche lo llamó para llevar al chico a las formativas de River Plate, club donde el Varilla desempeñaba funciones como entrenador. Pero, para su sorpresa, había cambiado de equipo.

“Ahí le expliqué a Diego que me había ido de River porque (Juan Ramón) Carrasco había decidido no renovarme el contrato porque quería llevar a los entrenadores de su confianza. Y le dije que estaba en la Sexta de Rentistas”, reveló González en charla con Que la cuenten como quieran.

Lo cierto es que se pusieron de acuerdo para que Ospitaleche bajara a la capital con tres jugadores para ser vistos en los rojos.

“Hablé con el técnico y le expliqué que de los tres había dos muchachos que habían jugado en Defensor y Peñarol y habían quedado libres. El otro muchacho era desconocido y venía de jugar en Rivera”, aportó el Varilla.
El desconocido era un tal Ronald Araújo.

Al otro día, al borde la ruta 5, al pie de barrio Mandubí, Ronald se despidió de sus padres. Abrazo y beso. El deseo de buena suerte. A su vieja se le debe haber caído un lagrimón.

“Viajamos junto a un jugador muy bueno, que hoy es taxista, y un brasileño. Se quedaron alojados en el apartamento que tenemos en Montevideo con mis socios y al otro día los llevé al entrenamiento de Rentistas en el Complejo”, acotó Ospitaleche.

Y mientras el entrenamiento se desarrollaba, Diego se desentendió del tema y se puso a tomar mate. Era tal la confianza que tenía depositada en Araújo que comenzó a realizar gestiones personales a través del teléfono.

“Yo daba por descontado que quedaba pese a que lo habían puesto de 5 cuando en Rivera jugaba de 10”.

No hay lugar para Araújo


Culminada la práctica, los jugadores estiraron y se fueron a las duchas. A los pocos minutos, Ospitaleche vio venir a los tres muchachos que había llevado a entrenar. “Y lo veo venir a Ronald con cara de tristeza y su bolsito a cuestas. Y me dice que no había quedado. Yo pensé que era una broma. Pero cuando me dijo que era verdad, me calenté”, narró el captador riverense.

Entonces llamó al Varilla González y le dijo que le estaban tomando el pelo. Que no le habían prestado atención al chico y que lo habían puesto 20 minutos y ni lo miraron.

El entrenador le pidió que hablara con Álvaro Denis, coordinador de las formativas de Rentistas. En la charla, el hombre descargó su mezcla de bronca e impotencia. “Ahora me llevo un jugador frustrado a Rivera. Capaz que la carrera del jugador se va en esto, porque le va mal, se frustra, y no juega más. Porque hay pruebas y pruebas. Acá ni lo miraron”, expresó.

El coordinador de los rojos le dio la razón. En ese momento llamó el Varilla González para pedirle que llevara a Araújo a entrenar al día siguiente. Increíblemente, aquel fue el llamado que cambió el destino del jugador de Barcelona.

Ospitaleche respondió que debía volver a Rivera por motivos laborales pero que, si el club si hacía cargo de llevarlo y traerlo del entrenamiento, dejaba a Araújo instalado en el apartamento. Así ocurrió.

La movida del Varilla

Al otro día el Varilla pasó a buscar al chico. Como Ronald tenía edad para jugar en Quinta división llamó al técnico de la referida categoría.

“Hablé con el Flaco Arévalo y le dije si lo podía poner a entrenar con él. Me dijo que lo llevara al Cuartel de San Martín y Chimborazo donde entrenaban. A los cinco minutos de verlo, el Flaco me mira y me dice: ‘Vara, este muchacho conmigo juega y es capitán”, reveló González.
Diego Ospitaleche en el Camp Nou de Barcelona


Al borde de la cancha del cuartel, el Varilla tomó su teléfono y llamó de inmediato a Ospitaleche.

Diego estaba en un juzgado ejerciendo su profesión de abogado cuando González lo sorprendió: “Pah Diego, yo no sé lo que vio el técnico que lo descartó, pero este jugador en seis meses está jugando en Primera y en un año está en la selección”.

El Varilla no lo conocía al chico pero uno de los detalles que más le llamaron la atención, al margen de sus condiciones, fue su madurez. Impropia para la edad. Jugaba de volante central y se transformó en el líder del cuadro.

En poco tiempo Arévalo lo perdió porque lo ascendieron a la Tercera. Su salida provocó un bajón en el equipo de Quinta división.

A los seis meses el coordinador de formativas, Álvaro Denis, le pasó el dato a Sergio Cabrera, técnico del primer equipo de Rentistas que por ese entonces luchaba por su regreso a Primera división.

“Denis me dijo que había un chico en Quinta que tenía que ver. Había llegado seis meses antes de Rivera”, comentó Sergio Cabrera en nota con Ovación. Al poco tiempo Cabrera lo hizo debutar en el primer equipo y fue el entrenador que tuvo la visión de ubicarlo como zaguero.

 Quemando etapas a ritmo acelerado

La carrera de Ronald Araújo se disparó. A los pocos meses el técnico Fabián Coito lo convocó para formar parte de las selecciones juveniles de Uruguay.
Foto: Twitter AUF


La vidriera se amplió. El chico fue quemando etapas rápidamente. En determinado momento Ospitaleche fue llamado por Eddie Mastrángelo, socio de Flavio Perchman, que mostró interés en representar al jugador. El acuerdo se selló en la confitería La Esmeralda.

Pasado un tiempo Málaga se interesó en el chico. Pero como lo querían a prueba todo quedó en la nada. Posteriormente surgió interés desde Inglaterra. Pero tampoco prosperó. Finalmente el que adquirió la ficha fue el grupo gerenciador de Boston River.

De ahí en adelante la historia es conocida. Ronald fue negociado a Barcelona de España en una cifra millonaria. Pero al margen de los dólares y que el mundo le explotó entre las manos en poco tiempo, el chico y su familia no pierden la esencia.

A pesar de jugar en uno de los clubes más grandes y poderosos del mundo, y de codearse con compañeros de la talla de Lionel Messi, Luis Suárez y Antoine Griezmann, Ronald no olvida sus orígenes.
Ronald en Huracán junto con Amalia Pereira


En cada nota siempre tiene presente a Danilo Pochi, su técnico de toda la vida. Tampoco olvida a Amalia Pereira, esposa de Pochi que sigue en el club. Cuando tiene vacaciones, Ronald viaja a Rivera y se prende en los asados y los partidos de Fútbol 5 con sus amigos. Y, por si fuera poco, su mamá sigue amasando las tortas fritas en el Huracán de Rivera para ayudar a los niños.
Con la barra de amigos


Comentarios

  1. El descubrimiento de Diego Ospitaleche en las letras, es semejante al de Ronald Araujo en el fútbol.
    Lo digo yo.

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  2. me alegra por esos chicos que dan todo por llegar a la meta y siempre hay alguien con otros intereses que le cortan las patas. EXPERIENCIA PROPIA lo puedo contar

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  3. Hermosa historia.Me alegró mucho leerla.Felicitaciones a Ospitaleche por la brillante
    Gestión realizada

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  4. Creo que poder jugar con messi y Suárez es una gran bendición en la vida. Puedes aprender mucha experiencia y habilidades prácticas de estos dos grandes jugadores de fútbol. Creo que cuando alguien subestima, basta con ajustar el estatus y enfrentar las dificultades.

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  5. Felicitaciones a Ospitaleche que insistió con un gran jugador. No lo vi cuando chico... pero es de los jugadores que llegaron mas rápido al primer equipo del FC Barcelona

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