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Recoba a Peñarol, el sueño de Casal que “trancó” Bengoechea y pudo cambiar el destino del Chino ganando el Quinquenio

Foto: Facebook Recoba

  

Pablo era intocable en Peñarol. La debilidad de Damiani. El Contador solía decir que al 10 le firmaba los contratos en blanco. Ídolo de la hinchada, referente para sus compañeros, Pablo Javier Bengoechea era amo y señor en el Peñarol de la década de 1990. Pensar en traer un jugador para ocupar su lugar era una quimera. Pero el empresario Francisco Casal tenía un sueño. Allá cuando los aurinegros iniciaron su ciclo victorioso que desembocó en el Quinquenio, quería que el Chino Álvaro Alexander Recoba se pusiera la camiseta amarilla y negra.

El coqueteo comenzó en enero de 1995. Y de ahí se pasó rápidamente a las gestiones para concretar la intención de Casal de que el talentoso volante jugara en Peñarol.

El 18 de enero de 1995 el Chino deslumbraba al mundo. De pelo largo y con la irreverencia de su juventud entró al Riazor de La Coruña para jugar por primera vez con la camiseta de la selección en el pecho. A la primera de cambio se la jopeó a Fernando Hierro, conocido capitán de Real Madrid y la selección española.

Horas después del partido entre Uruguay y España, el vicepresidente de Peñarol de entonces, Carlos Restano, tomó el teléfono y llamó a Francisco Casal. No lo encontró. Pero eso no fue impedimento para revelar que los aurinegros comprarían el 50% del pase de Álvaro Recoba, siempre y cuando el total del mismo tuviera un costo de 600 mil dólares. En consecuencia, los aurinegros estarían dispuestos a desembolsar 300 mil dólares por ese 50% del pase.
El Observador


“Pretendemos hacer un precontrato, siempre y cuando la cifra que se pida por Recoba sea de acuerdo al mercado uruguayo”, me dijo aquella tarde el vicepresidente mirasol.

El accionar de los aurinegros no fue bien visto por Danubio, club donde el Chino comenzaba a deslumbrar. “Recoba no tiene cotización. Hay que tener en cuenta que hay jugadores para negociar en el medio y otros que se venden directamente al exterior. Peñarol equivocó el camino, primero debería haber hablado con nosotros”, dijo un directivo franjeado al diario El Observador.

Sin embargo, la iniciativa mirasol se desvaneció luego de un encuentro mantenido entre el presidente José Pedro Damiani y el contratista Francisco Casal en el Banco República, lugar donde desempeñaba funciones el Contador.

A la salida de la reunión, Casal dijo a El Observador que Recoba permanecerá un año más en Danubio argumentando que: “Aún es una figura a proyectarse y le hará muy bien jugar una temporada más en su club de origen”.

¿Bengoechea se va a Japón?

Foto: El Observador

Un año después el rumor corrió como reguero de pólvora por la ciudad. Paco Casal manejaba una importante oferta para llevar a Pablo Bengoechea a Japón. Las alarmas se encendieron.

Damiani, ni lerdo ni perezoso, llamó al jugador. Lo citó a su estudio. Cuando quedaron sentados cara a cara el Contador atacó: “¿Cuánto quiere ganar?”.

Bengoechea respondió: “Usted quiere que me quede y yo me quiero quedar por lo tanto esto va a ser muy fácil”, respondió el 10. El acuerdo estaba sellado.

Aquel año Peñarol había cambiado de entrenador. Luego de ganar tres veces en forma consecutiva el Campeonato Uruguayo, Gregorio Pérez se alejó del club y en su lugar la directiva designó a Jorge Fossati.

Casal ofrece al Chino

El Observador enero 1995

En los primeros días de 1996, en pleno aeropuerto de Carrasco y mientras el plantel de Peñarol esperaba para viajar a China, aterrizó el avión que traía a Paco Casal a Montevideo. El empresario se cruzó con Damiani y surgió el coqueteo. El Chino jugaría en Peñarol.

Y fue así que meses más tarde el representante del jugador de Danubio puso el pie en el acelerador y llamó al técnico Fossati.
“A mí me pregunta Paco, clarito: ¿Flaco qué precisas? ¿Qué querés? Yo le respondí con otra pregunta: ¿qué tenés?”, rememoró Jorge Fossati en charla para el libro Quinquenio (Ediciones B).

Casal le mencionó al técnico cuatro jugadores con los que pretendía armar un paquete para ser ofrecidos a Peñarol: Jorge Puglia, Néstor Correa, Ricardo Bitancort y la frutilla de la torta, el Chino Álvaro Recoba.

En la charla, el técnico le brindó su opinión de cada uno de los jugadores. Y llevó a Casal al punto de hacerle entender que al único jugador que realmente necesitaba era al Chino. ¿Motivos? Bajó a Bitancort explicando que en el mediocampo el plantel estaba súper poblado. Sumar a Puglia significaba sumar otro jugador de baja estatura a una ofensiva donde el único grande era Luis Romero. Y por la banda, donde se desempañaba el Diablo Correa, tenía otras opciones.

“El Chino es un jugador extraordinario pero le va a ser complicado jugar en Peñarol porque tiene a Bengoechea, al Pato Aguilera, a Magallanes. La va a pelear, y me parece que le viene bien saber que la camiseta 10 no se la va a llevar para la casa porque no la va a usar otro. Si yo no lo pongo pero juegan Bengoechea, el Pato o Magallanes, nadie me va a decir nada acá”, le dijo Fossati a Casal.
“¿Vos me decís que querés al Chino? ¡Viene el Chino!, me respondió Casal”, fue el cierre de la charla del entrenador con el contratista.

No hay acuerdo

El Observador 24 de enero 1995

Al día siguiente, el empresario se reuniría con Juan Pedro Damiani y otros miembros de la directiva en Punta del Este para cerrar la negociación.

Por aquellos tiempos Damiani y Casal se llevaban a “las patadas”. Es que el Contador se había molestado porque el hombre le había sacado de las narices a Marcelo Otero en una salida que generó un escándalo mediático.

Conocido el cortocircuito, los miembros de la directiva dieron el paso para tratar la incorporación del jugador de Danubio directamente con Casal. El contratista, que pretendía quedarse con el pase definitivo de Federico Magallanes, elevó una fórmula de negociación.

Pero al día siguiente el Contador trabó el acuerdo. “No tengo problemas en darle a Casal la totalidad del pase de Magallanes, pero vamos a hablar de precios reales. ¿Quién me va a creer que pagué 250 mil dólares por la mitad del pase de Puglia? A principio de año vino el presidente de Fénix desesperado a dármelo por 30 mil dólares”, indicó Damiani.

A todo esto, el directivo Enrique Badano revelaba que había acuerdo con el contratista: “Cedimos el 100% de Magallanes a Casal, quien en compensación nos da el 50% de los pases de Recoba y Puglia”.

Asimismo, se firmaron las renovaciones de los contratos de Bengoechea y Aguilera. Badano dijo que a partir de ese momento iban a procurar la contratación de Fernando Picún, al que River Plate cotizó en 200 mil dólares.

Pero Damiani, cada vez que le ponían un micrófono, tiraba todo abajo.
“Picún es un caso cerrado. ¿Badano dijo que lo vamos contratar? ¿Quién pone la plata? El vicepresidente y el secretario del club puede llegar a un acuerdo con Casal, ¿pero quién paga? Yo no me hago responsable”. No llegó ninguno. Fin del negocio. Fin de la historia.

El 19 de marzo de 1996 el contratista llegó a un acuerdo para ceder el paquete de los cuatro jugadores a Nacional. Recoba fue campeón del Clausura pero no pudo quitarle el tetra a Peñarol. En 1997 el Chino dio la vuelta olímpica como campeón del Apertura con la tricolor y emigró a Italia. El año se cerró con el quinquenio de Peñarol.

Y como no hay dos sin tres. En 2009, cuando Recoba anunció su vuelta al país, Peñarol volvió a mover fichas. En ese entonces a través de Osvaldo Giménez, hoy empleado de Francisco Casal, que en aquel entonces era gerente deportivo de los aurinegros. Pero no hubo forma. Recoba se volvió a poner la camiseta del club que lo vio nacer. La franja negra en diagonal. La de Danubio. Hasta que en julio de 2011 se oficializó su regreso a Nacional.

Jamás imaginaron en Peñarol que después de sus tres intentos frustrados por incorporarlo, el Chino se terminaría metiendo en la historia y en el corazón de los hinchas de Nacional. Y pensar que pudo haber sido parte del Quinquenio…

Comentarios

  1. Pero no, no fue a peñarol.
    Así son las cosas en el fulbol...
    Muy buen trabajo amigo, como siempre.
    Salú.

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