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Juan De Jesús, el Trinche uruguayo

De Jesús con la pelota


La noticia de la muerte del Trinche sacudió el ambiente futbolístico. La leyenda dice que el rosarino era un jugador extraordinario. Algunos se animaron a ponerlo al nivel de Diego Maradona. Cuentan en Argentina que el Trinche Carlovich bailó a la selección en un amistoso y que, cuando Menotti lo citó para integrar el plantel que ganó el Mundial de 1978, no fue. Se quedó pescando. Ese era el Trinche. Se escribieron libros, se filmaron documentales y hasta su mito fue al teatro.

Pero pocos saben que en Uruguay existió un personaje de similares características. Un jugador que, al mejor estilo del Trinche, se negó a ir a un entrenamiento que el técnico de la selección uruguaya había armado para verlo y citarlo.

Que el día que fue a firmar contrato con Peñarol se aburrió de esperar y se fue la gomería del Peta Ubiña a tomar mate. Y que en una gira, cuando le dijeron que se tenía que quedar en México porque lo habían vendido, armó un revuelo bárbaro porque no se quería ir de Pando.

Juan De Jesús. El Negro. El Trinche uruguayo. Un personaje de novela.
Llegó a la capital de la mano de Luis Ubiña. Corría el año 1975 cuando el popular Peta se hizo cargo de la dirección técnica de Bella Vista. Como había trabajado en la selección de Canelones del Este, se trajo a varios jugadores del citado combinado. Entre ellos, un tal Juan De Jesús.

Aquel año los papales no hicieron una buena campaña. Para 1976 asumió Sergio Markarian que, en su debut como entrenador, cumplió con la misión de devolver al equipo del Mariscal a Primera.

"Me gusta ir al boliche a jugar al truco"

Culminada la temporada surgieron interesados por el Negro De Jesús. Nacional y Peñarol pujaron por su pase. Pero Juan no quería saber de nada. Se fue a Pando. Cuando le informaron que tenía que ir a la sede porque los aurinegros querían comprar su pase, se negó. Entonces, como lo dirigentes papales no tenían forma de convencerlo, recurrieron a Markarian.

“Juan De Jesús… un chico de los que uno no se olvida. ¡Tremendo jugador! No tengo idea de lo que valdría hoy en día. Le voy a contar esta historia que lo pinta de cuerpo entero”, comenzó diciendo Markarian el día que requerí su testimonio sobre De Jesús para el libro Son cosas del fútbol (Fin de Siglo).

“Juan estaba vendido a Peñarol. Pero resulta que no quería ir. Y como los dirigentes sabían que yo había hecho alguna gestión anterior con él, y que incluso había ido a la casa y todo, me pidieron que lo fuera a buscar”. Y allá fue Sergio a buscarlo a Pando.

Luego de una serie de situaciones para encontrarlo, Markarian localizó al jugador. Y comenzó la charla. En su casa. La misma se desarrolló con ambos sentados de la cama de la casa de Juan en Pando.
De Jesús comenzó diciendo que no quería ir a Peñarol, que estaba cómodo, conforme con lo que era.

Markarian le hizo ver lo que podía llegar a ser para su carrera jugar en Peñarol. Que tendría giras, torneos internacionales, el hecho de jugar al lado de un goleador como Fernando Morena. En definitiva, que era un paso importante en su vida. Pero no había forma. De Jesús no quería saber de nada.

Entonces Markarian le preguntó: “¿Juan, qué cosas le interesan en la vida a usted?”.
Y el Negro, muy suelto de cuerpo, respondió: “Me gusta ir al boliche a jugar un truco”.
“¿Y qué pasa en el boliche?, volvió a interrogar el entrenador.
“Ahí soy Gardel, me hacen lugar en la mesa si está ocupada, me quieren”, respondió el delantero.

Fue el punto que encontró Markarian. “Ahí encontré la motivación para hacerlo cambiar de opinión y le dije que si no era Juan De Jesús no le daban el lugar en la mesa de truco. Bueno, se convenció y vino a Montevideo. Yo tarea cumplida”, contó Markarian decretando una breve pausa en el cuento. Sin embargo, la historia tendría un nuevo capítulo...

Foto. Libero.com.pe

“Luego supe que a Juan, estando en la sede de Peñarol, lo hicieron esperar para firmar el contrato. Se quedó ahí esperando un buen rato la audiencia con el presidente de Peñarol, y de repente se abrió la puerta y lo llamaron ‘¡De Jesús , adentro!’ Y Juan no estaba. ¡Se había ido! Entonces Aníbal Tacón, que era dirigente de Bella Vista, dijo, ‘yo ya sé donde está’. Y se fue a la gomería que tenía el Peta Ubiña, que fue el que lo había llevado a Bella Vista, y lo trasladó de inmediato a la sede para concretar el pase”.

De Jesús fue figura preponderante en el ascenso de los papales en 1976. El exdirigente Tacón recordó en el libro “En oro y blanco” del 85º aniversario del club que: “previo a un partido con Central Español a De Jesús le dolía la espalda. Eso era un jueves y nosotros jugábamos el sábado, por lo que no teníamos mucho tiempo de recuperación. Por lo tanto, sin decirle nada al médico del equipo, me lo llevé a Juan a un curandero que era como un masajista. Estuvo un rato largo con él, le tocó toda la espalda, y el Negro salió como nuevo. Recuerdo que el médico del club se quedó un tiempo más y después se fue”.

Juan era un personaje. Tenía salidas insólitas, como la vivida con un jugador de Rampla, rival con el que Bella Vista peleó el ascenso.
“Estando concentrados en el Nirvana para la segunda final, íbamos rumbo al hotel y los compañeros y yo criticamos mucho a Juan De Jesús porque en la primera final contra Rampla no había rendido a la altura de lo que todos esperábamos”, contó Markarian en el libro Oro y Blanco.

“Entonces en la semana hubo un apriete del grupo porque lo necesitábamos como el agua ya que era el que desequilibraba. A él lo marcó un chico Hernández, que había jugado en Progreso. Y lo hizo muy bien, fuerte. Entonces a Juan lo habíamos motivado mucho. Y justo cuando nos íbamos por la Ruta 1 para concentrar en el hotel Nirvana, la casualidad quiso que por Carlos María Ramírez justo pasaba caminando Hernández. Juan sacó la cabeza por la ventanilla del ómnibus y le gritó: ¡‘Hernández!, ¡con estas manazas te voy a matar el domingo!’. Fue la figura de la cancha”.

El periodista Enrique Yannuzzi, reconocido hincha de Bella Vista, apuntó: “En ese cuadro Juan De Jesús era el mimado de todos nosotros. Una vez le dio un toque a un tal Abreu que jugaba en Rampla que fue infernal, lo terminaron echando”.
Foto: Twitter Radio Universal


Quienes tampoco olvidan a De Jesús son sus compañeros de entonces. El Pocho Rubens Navarro era una joven promesa cuando se encontró con el Negro.

“Era un atorrante de aquellos, vago, siempre venía atrás, conversando. Yo estaba en la Quinta división y cuando me ascendieron me lo encontré. Un jugador de la puta madre”, comentó entre risas Navarro.

“Me acuerdo una vez que hicimos un test de Cooper y el profe Caminatti avisó que había que dar la vuelta en un minuto. Arranca el Negro y la primera vuelta la dio en 48 segundos. ¡Para qué! El Cono gritaba: ‘¡récord Mundial, 48 segundos de Juan De Jesús!’. Pero resulta que eran 12 vueltas y el Negro se clavó de pico, no hizo un metro más. No quería correr más”.

Juan Alberto Acosta fue otro de sus compañeros y tampoco olvida las travesuras de Juan: “En un plantel tenés que tener siempre un loco, un bromista, y un hombre serio. Y el Negro De Jesús era un tipo que se pasaba haciendo bromas todo el día. En la concentración te lagartijas en la cama”.
Foto: Twitter Bella Vista


El Beto dice que De Jesús pudo llegar a mucho más en el fútbol.
“Fue un jugador impresionante. Endiablado. Te encaraba en velocidad y de pronto frenaba de golpe, y ahí arrancaba otra vez con un cambio de ritmo infernal. Aquello para la época era brutal. Llamaba la atención porque era un jugador fuera de serie, agarraba por la punta y era imparable. Me acuerdo un partido donde eludía al rival y luego lo esperaba. ¡Lo querían matar! Pensaban que los estaba toreando. Pero era su juego. Ese partido yo estaba en la cancha y quedé fascinado”.

Se negó a ir México

De Jesús, abajo a la derecha. Foto: Giovinatti

Finalmente Juan De Jesús fichó por Peñarol. Dicen en Bella Vista que uno de sus requisitos para jugar en los aurinegros fue la construcción de un baño en su casa de Pando.

“El Negro era un fenómeno. Imparable. En el 77 Peñarol pagó una fortuna por él. Dino Sani era el técnico. Pero se lastimó en un partido y no volvió a jugar”, contó Enrique Yannuzzi.

Pocho Navarro apuntó otra anécdota que se generó de su paso por Peñarol. Resulta que en una entrevista radial un día le preguntaron cómo andaba, y el Negro respondió: “bien, notable, ya no me demoro más en el ómnibus porque vengo con indio”. ‘Ah, te compraste un Indio’ le dijo el periodista, porque en ese entonces era el auto que estaba de moda. Y el Negro respondió: ‘no, no, me vengo con el Indio Olivera”.

Pero lo más increíble fue cuando pretendieron llevárselo a México. Sergio Markarian apuntó que “en una gira con Peñarol lo vieron jugar y se lo querían llevar. Entonces cuando fueron a decirle a la habitación que se quedaba en México armó un lío bárbaro. Por nada del mundo se quería ir. Un muchacho de muy bajo perfil, que era feliz con lo que tenía. Una bella persona. Y un terrible jugador”.

Como el Trinche… no fue a la selección

La leyenda del Trinche Carlovich, ese “desconocido” rosarino que trascendió fronteras, se inmortalizó. Infobae reveló que Informe Robinson, una serie de documentales españoles, viajó a Argentina para contar su historia. Y uno de los entrevistados fue César Luis Menotti, el técnico de la selección argentina campeona del mundo en 1978.

Menotti reveló que el Trinche era una de las opciones que manejaba para utilizar en el mediocampo albiceleste. Incluso lo convocó para una preselección de futbolistas del ámbito local en 1976, pero Carlovich nunca se presentó a la práctica.

“No sé si había salido a pescar o a una isla. No recuerdo. La respuesta que me dio fue que no pudo regresar porque el río estaba alto”, reveló el entrenador.

Vaya curiosidad. Ese mismo año, al técnico de la selección uruguaya, al rosario Juan Eduardo Hohberg le llegó el dato de un tal De Jesús que la rompía en la B.

Ni lerdo ni perezoso, Hohberg propició un amistoso porque quería sacarse la duda si realmente el jugador tenía condiciones como para ser citado al plantel que afrontaría las Eliminatorias para el Mundial de Argentina 78.
Juan, apoyado en la pelota al lado de Chiquito Vismara


El tema es que Bella Vista ya había licenciado a su plantel. Pero Markarian citó a sus jugadores de apuro. Y allá fueron todos. Domingo de mañana. Se llenó el Nasazzi. “Fue impresionante la cantidad de gente que había”, contó el técnico.
“Yo fui. Los que estábamos en Bella Vista lo queríamos ver al Negro en la selección. Uruguay tenía tremendo cuadro, era la época de Morena y Carrasco en su esplendor”, recordó Yannuzzi.

Markarian retomó el relato transportándonos al lugar… “¿El partido se hacía para qué? Para que el cuerpo técnico de la selección viera jugar a Juan De Jesús. Pero resulta que arranca el partido y Juan no aparece. ¡No vino! Al final del primer tiempo nada y cuando estábamos para salir a la cancha a jugar el complemento me dicen: ‘Sergio, ¡llegó Juan! ¡Apareció!’.

Entonces lo veo y le digo, Juan, cámbiese para jugar. Y me dice que no. Yo no entendía nada. Se había armado el partido para que lo vieran a él, llega tarde, y encima no quería entrar. Entonces me mira y me dice: ‘Sergio… yo no quiero ir a la selección. Si estoy cómodo acá en Bella Vista, que voy a ir a hacer a la selección’. Ese era Juan De Jesús”.

En el último homenaje de Bella Vista a los campeones del ascenso de 1976, Juan fue a la sede con varios de sus nietos. Los niños miraban las fotos hasta que en determinado momento, con la inocencia característica de la edad, le dijeron: “es verdad abuelo, fuiste campeón”. Juan De Jesús se largó a llorar con la medalla colgada en el pecho.

Comentarios

  1. Cuántos De Jesús hubo en el fútbol uruguayo!!!!

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    1. Buen jugador y buen compañero muy humilde y vago para estrenar

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  2. Buenos jugadores los herma os De Jesús, todos muy desprovistos, unos borrachos que otros pero jugaban como pintados, tremendas figuras.

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  3. Yo tenía entendido que cuando jugaba en Peñarol, Morena lo venía a buscar a Pando para llevarlo a las prácticas porque corría el riesgo de que no fuera , tengo un recuerdo de verlo jugar en Wanderers de Pando contra mi querido Cinco Esquina , muy bien jugador

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