Soy Lorena Graffigna. Hija de Pedro. Mi memoria recuerda latente cuando vinieron a buscar a mi padre. Militares armados con metralletas nos encerraron en un cuarto. Mamá estaba embarazada. Si papá no hubiese sido futbolista estaría entre las caritas de los desaparecidos...”.
Cada
20 de mayo en Uruguay se marcha en silencio, “por verdad, memoria y nunca más”,
en homenaje a las víctimas de la dictadura militar y en repudio a las
violaciones de los derechos humanos.
El
deporte no está ajeno. Villa Española lo hizo saber en su camiseta y en su
estadio con una enorme pancarta. Que la
cuenten como quieran rescata en la memoria de su hija y su esposa una
historia de alguien que fue perseguido por la dictadura como Pedro Graffigna.
Pedrín,
como lo llamaban muchos, era uno de los jugadores símbolos del Defensor de
1976. Pero, además de jugar al fútbol, tenía una fuerte conciencia social. A
pesar de que en el Uruguay de entonces se vivían tiempos difíciles, Graffigna
no ocultaba su partidarismo por la izquierda y su simparía por la central
obrera CNT, que al momento del golpe de Estado se había declarado en huelga.
Un
buen día estaba en la esquina de Ibiray y Bulevar Artigas cuando desembarcaron
los militares y lo agarraron.
“Pedro
había pasado unos panfletos y lo agarraron en la esquina de casa. Lo pillaron porque
Roberto Cabrera, un amigo comunista que tenía, le había pasado esos panfletos.
Fue fea esa experiencia”, reveló su exseñora Patricia Montes, con una
inconfundible tonada chilena a Que la
cuenten como quieran.
Ahí
se montó rápidamente un operativo y los militares cayeron en la casa de los
Graffigna.
La
policía encerró a las hijas chicas del entonces jugador de Defensor en un
cuarto. Entre ellas estaba Lorena, que no olvida aquel momento a pesar de que,
por su corta edad, no se daba cuenta de lo que estaban viviendo.
“Me
acuerdo latente que estaba en mi casa y nos tenían encerradas en una pieza.
Estaba la Paola, que es la mayor, yo, Carlita y Pedro que eran chiquititos. Yo
saltaba arriba de la cama y me acuerdo que había un militar con una metralleta
frente a nosotros”, expresó a Que la
cuenten como quieran.
Su
mamá agregó al relato de la historia: “Yo tenía a los niños chiquitos y estaba
embarazada de la quinta hija, con terrible barriga, y llegaron los de las
Fuerzas Conjuntas. Ayyy m’hijo, nos revisaron todo, y se lo llevaron al Pedro”,
expresó Montes.
Pedro
Graffigna fue detenido. Su señora dice no olvidar aquel momento de angustia.
“Fue
horrible aquella experiencia porque todos me decían ya lo no lo vas a ver más.
Todos los vecinos venían a casa y me decían que desaparecía. Me acuerdo que
estaba su amigo Roberto Cabrera”, rememoró.
Pedro
fue detenido en horas de la mañana, pasó todo el día y toda la noche encerrado
y al día siguiente, en las primeras horas de la tarde, volvió a su casa.
“Franzini
intervino y logró que lo soltaran. El ser jugador de fútbol lo ayudó. Pedro era
una figura bastante relevante en su equipo entonces eso lo ayudó mucho porque
de lo contrario otra podía ser la historia”, dijo su exesposa.
Increíblemente,
antes de aquel hecho, Graffigna había vivido una experiencia traumática en
Chile. Allá por 1973 jugaba en Santiago Wanderers cuando se dio el golpe de Estado
en territorio trasandino.
“Cuando
nos fuimos de Chile en el 73, yo no pensaba irme de mi país. Él tenía equipo
acá pero resulta que algunos de sus amigos desaparecieron y un día Pedro
encontró a uno de ellos en un barco en Valparaíso. El pobre hombre estaba mal que
ahí fue cuando llegó a casa y me dijo nos vamos. Y yo dije, bueno nos vamos.
Pero resulta que el Uruguay estaba igual”, comentó Montes.
Aquella
no fue la única situación que vivió Graffigna. Cierta vez, cuando le tocó
defender a la selección uruguaya en las Eliminatorias, le retuvieron el
pasaporte. Y en ese marco de persecución al que fue sometido, dos por tres, caían
los militares por el Franzini en pleno entrenamiento de Defensor.
“Yo
nunca le dije no te metas. Él hablaba mucho de política, leía mucho, pero no
era un hombre que me impusiera algo, sino que siempre respetó ese lado. Toda mi
familia es de izquierda, de una izquierda moderada, pero mi padre odiaba a la
dictadura, porque acá se vivieron momentos muy críticos. Teníamos amigas a las
que se las llevaron”, contó Patricia Montes.
A
pesar de todo lo vivido, Pedro jamás intentó influenciar con sus ideas en su
núcleo familiar.
Sin
embargo, su hija Lorena no olvida…“Mi papá jamás nos impuso una doctrina, no.
Nosotras solas hemos adquirido eso con el tiempo. Y yo me he involucrado en la
Marcha del Silencio. Por supuesto que he marchado, que he caceroleado, que he
marchado acá en Chile en los toque de queda. Me involucro porque detesto la
injustica”.
Doy fe de lo expresado. Conocí a toda la familia, y las que pasó. Caso similar al de Caszely y tantos otros.
ResponderEliminarGran jugador y gran tipo un poco calentón, pero un individuo integro
ResponderEliminarMuy buena historia, con gran tinte histórico y una narración como siempre atractiva. Muchas gracias!
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