Levantarse y no tener un vaso de leche, vestirse con ropa de la feria de $ 10 y pedir para comer: la historia de superación de Michel Araújo La retroexcavadora rugió. La casa se desmoronó. Michel se largó a llorar. Parado, sin hablar, se le caían las lágrimas. Le tiraban abajo la casa de su infancia. Ya había pasado hambre, sabía lo que era levantarse y no tener un vaso de leche para desayunar. Faltar al liceo por no tener championes. Comer pescado hasta el hartazgo porque era lo que pescaba su padre. Jugar con zapatos encintados, laburar de mozo o cortar pasto por unos mangos. Pero todo aquello era insignificante con el dolor de aquel día en que la máquina les tiró la casa abajo. Tenía 12 años. Las lágrimas le brotaron. Lloró de dolor. Se quedaban sin techo. La vida de Michel Araújo no fue fácil. Es un canto a la superación. Las vivió y las pasó absolutamente todas antes de su presente en Fluminense de Brasil. “No fue sencilla… Soy de una familia muy humilde (7...