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El Feo salió a la cancha, levantó los brazos, rompió filas y desde el medio remató al arco desguarnecido. La tribuna de River gritaba el gol. El 21 de agosto de 1960 aquella acción pasó desapercibida en el Centenario cuando Ángel Labruna entró con la camiseta de Rampla. Un lujo de la historia picapiedra que pocos conocen.   

Míguez y Labruna en Rampla

Aquella era una añeja cábala que heredó de unos de sus entrenadores, Renato Cesarini que, en una época en la que estaba peleado con el gol, le sugirió entrar, rematar al arco y hacer el gol antes de empezar el partido. La gente la tomó como propia y esperaba que la pelota entrara y estalla la tribuna con el grito de gol. La cábala se rompió cuando en Boca se enteraron del detalle y mandaron a un alcanzapelotas a restar el balón cuando el Feo, como le decían, rematara al arco.

Ángel Amadeo Labruna, jugador que marcó la historia de River, desembarcó en Rampla Juniors con 43 años. Venía de ser 9 veces campeón con los millonarios, donde fue parte de una delantera que quedó en la historia como La Máquina. Aquella ofensiva estaba conformada por Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Ángel Labruna y Félix Loustau.

Pero el desembarco del argentino no fue el único lujo de los picapiedras aquella temporada. Rampla había formado una ofensiva soñada porque, junto a Labruna, jugaban Oscar Omar Míguez y Domingo Pérez.

“Hay que sacarse el sombrero para hablar de Labruna. Yo en ese momento tenía 16 años para 17 y no sabía ni quién venía. Pero cuando van pasando los años a uno le cae la ficha: Labruna vino a jugar a Rampla y yo estaba ahí, es increíble”, expresó Juan Carlos Borteiro en lo entrevisté para la revista Túnel.

Y agregó: “Yo era un botija, estaba saliendo de la cáscara del huevo cuando cayeron estos monstruos a jugar. Yo jugaba el domingo de mañana en la Cuarta y me decían vaya rápido que va a jugar en la Tercera. Me venía a casa y salía volando para el Estadio”.

Borteiro hacía sus primeras armas en el cuadro cuando Labruna cayó en el Parque Nelson con su bolsito. No lo olvida…

“Una humildad el tipo. No venía un consagrado de esos que nos miran por arriba del hombro, al contrario, era uno más del grupo y un humilde más del grupo. Había otra mentalidad, aquellas figuras no tenían aires. ¿Usted sabe lo que era que en Rampla jugaran Labruna, Míguez y Domingo Pérez? Creo que es un detalle de la historia que pasa desapercibido”, expresó Borteiro.


Labruna en los vestuarios de Rampla

Foto gentileza Miguel Aguirre Bayley

A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, Labruna no se radicó en Montevideo para defender a los picapiedras sino que venía a mitad de semana, formaba parte del entrenamiento de fútbol y jugaba.

Habitualmente el crack argentino arribaba a Montevideo los miércoles con su señora. Se embarcaba en el Vapor de la Carrera y se alojaba en un hotel céntrico. El domingo, después de los partidos, regresaba a Buenos Aires.

“La mayoría de las veces hacía fútbol los jueves y se quedaba a almorzar en la sede. Le gustaba mucho jugar a las cartas”, recordó Borteiro.

El exjugador acotó que Labruna se cambiaba como uno más en los vestuarios de Rampla.

“Se cambiaba y se bañaba en los vestuarios de Rampla”, acotó. “Nos bañábamos en los mismos vestuarios de ahora que están así desde la primera Guerra Mundial (risas), deben tener hasta las mismas chapas en los techos”, expresó entre risas un hombre que siente al cuadro como parte de su vida.

Después de entrenar, Borteiro recordó que le gustaba quedarse a rematar al arco con aquellas viejas glorias.

“¡Qué vamos a decir de lo que era Labruna! Era una delicia lo que jugaba. Pese a que tenía sus años, la picardía, la habilidad, la técnica, el dribbling, no lo había perdido. Nosotros éramos gurises y nos quedábamos después de los entrenamientos. A mí me gustaba patear al arco y se quedaba el Omar (Míguez) y Labruna. Tenían un guante, le pegaban como con la mano a la pelota. Y recuerdo que jugaban a pegarle al ángulo”.

Borteiro reveló que otra cosa que le quedó del Viejo Labruna fue su personalidad.

“Había un marcador de punta derecho de apellido Ruiz Díaz, al que le decían Calacha, que siempre amagaba a pasársela pero no se la daba. Labruna se enojaba. Calacha le decía ‘estás marcado’. Pero Labruna respondía, ‘me la tenés que dar igual’. Tenía una personalidad y una seguridad tremenda”.


Debut contra Peñarol

Gentileza Miguel Aguirre Bayley


Ángel Labruna debutó con la camiseta de Rampla ante Peñarol por la segunda fecha del Campeonato Uruguayo de 1960. Aquella tarde había cerca de 45 mil personas en las tribunas.

En los picapiedras jugaron juntos el delantero campeón del mundo con Uruguay en 1950, Omar Míguez, el goleador e ídolo eterno de River Plate argentino Ángel Labruna y el excelente Domingo Pérez. Aquel partido contra los aurinegros dejó un sabor agridulce porque Labruna fue expulsado.

José Luis Corbo, expresidente de los picapiedras durante muchos años, también fue testigo del pasaje de Labruna por el club.

“Una de las cosas que más recuerdo era el uniforme de aquel entonces porque Rampla jugó con su tradicional camiseta pero el pantalón era blanco. Jugaba Labruna de 10 y el Cotorra Míguez de 9. Un lujo. Recuerdo haberlos visto en un partido contra Sud América en el Parque Nelson. El presidente del club era don Manuel Lingeri”, expresó Corbo.

Corbo agregó que por aquellos tiempos era común que llegaran futbolistas argentinos al país. “El club se caracterizó siempre por eso. Sus glorias siempre estuvieron asociadas a la presencia de algún futbolista argentino. Manuel Loza, Villar, Gauna, Claudio Arturi más acá en el tiempo, entre otros. Pero ninguno como Labruna. Se llenaba la cancha”, rememoró Corbo.

 

Tiraron el arco abajo

Uno de los hechos que más se recuerda del pasaje de la estrella argentina por Rampla fue un partido jugado ante Sud América en el Parque Nelson.

“Labruna venía avanzando como un 10 de punta, fue esquivando a uno que otro por la raya y cuando fue a tirar la pelota al medio, donde estaría Míguez esperando en el área, ocurrió lo inesperado”, comenzó narrando Borteiro.

La gente que estaba atrás del arco del ombú, donde había un alambrado, se abalanzó contra el tejido para ver el final de la jugada y se vino todo abajo, con tanta mala fortuna que terminaron tirando el arco. “El partido estuvo suspendido como media hora hasta que pudieron arreglar el arco”, recordó Borteiro.

Juan Carlos Borteiro

El exfutbolista describió las particularidades que tenía por aquellos tiempos la cancha de Rampla.

“Había una casa a dos aguas donde vivía Manuel Pedersen delantero de Rampla que fue goleador uruguayo, estaba del lado donde se tira el córner, cerca del agua. Ahí había un pasaje donde se entraba por ese costado de la casa, y en un ancho que sería de 1.50 metro hasta la mitad de la cancha, se veía el partido parado. Y después, detrás del arco del ombú, se miraba parado también. El ombú estaba donde se ubica la barra”.

Otro detalle era el estado del campo de juego. “Había que pararla a la pelota para dominarla, pero estos jugadores como Míguez, Labruna o Domingo Pérez la agarraban como venía y te la mandaban a guardar”, comentó Borteiro.

El expresidente recientemente fallecido, Ruben “Lele” Cabrera, me contó con su orgullo picapiedra a flor de piel: “Se llenaba la cancha para ver a aquel cuadro. Labruna era uno de los mejores jugadores de América. Recuerdo un partido Rampla 0 – Sud América 0 porque tiraron el arco abajo. Fue un orgullo para Rampla que ese monstruo se pusiera la camiseta del club”.

En total Ángel Labruna estuvo presente en 16 de los 18 partidos de la temporada y convirtió cuatro goles. El historiador de los picapiedras, Miguel Aguirre Bayley, aportó a Túnel que en la primera rueda el jugador argentino convirtió un gol ante Liverpool en la victoria 2-1 de Rampla como visitante en Belvedere. Después anotó uno ante Defensor en el Parque Nelson, partido que terminó con triunfo picapiedra 2-1. Y en la segunda rueda hizo doblete en la goleada 4 a 1 ante Liverpool en el Parque Nelson.

Aguirre Bayley aportó que: “Labruna fue el jugador extranjero de mayor fama y prestigio que defendió a Rampla Juniors en una lista que supera los cien deportistas que llegaron a la institución procedentes de Argentina, en su abrumadora mayoría, Brasil, Colombia, Ecuador, México, Paraguay y Lituania”. Un lujo escondido en los archivos de la memoria de los pocos privilegiados que pudieron ver al ídolo de los millonarios con la camiseta del viejo Rampla.

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