Su padre murió de cáncer y su madre fue asesinada por su pareja cuando era un niño. Quedó huérfano y fue mandado a un hogar de menores. Su abuela lo sacó. Años después encontró la felicidad en Uruguay adoptando un niño. Reque Newsome, historia de amor y valentía
Foto: Twitter Reque Newsome |
Reque tenía ocho años cuando su madre le comunicó la infausta noticia. Su papá la había peleado contra el cáncer. No pudo. El golpe fue duro. Tres años después el destino se volvía a ensañar con aquel niño al que no sabían cómo avisarle lo acontecido. Su mamá había sido asesinada por su pareja de entonces.
El
chico se encerró en su dormitorio y no quería salir. No entendía los motivos
por los cuales la vida era tan dura con él. Al quedar huérfano fue enviado a un
hogar de menores. Su destino era desconocido. Esperaba por una familia que lo
pidiera en adopción para iniciar un nuevo camino. Finalmente, su madrina lo
sacó del lugar y terminó siendo criado por su abuela. Debió crecer a ritmo
acelerado. Madurar antes de lo previsto. La vida lo golpeó temprano a Reque
Newsome.
Muchos
años después la vereda del destino lo puso delante de un niño sin hogar y sin
familia constituida. Pero en Uruguay. El chico vivía en el INAU. Reque se
reflejó en su historia. El chico tenía dos años. Esperaba por una familia que
lo cuidara, que le diera lo que le faltaba: amor y protección.
Reque
llevaba un tiempo buscando un hijo. Como su señora no podía quedar embarazada,
juntos tomaron la valiente decisión de inscribirse en el INAU para llevar
adelante la noble tarea de criar a un niño sin familia.
Esta
es la increíble historia de un hombre que desembarcó de short y remera en pleno
invierno montevideano. Que llamó la atención rápidamente por las rastas de su
pelo. Que fue presa de la depresión al punto de encerrarse en su cuarto con las
ventanas bajas sin querer salir. Y que terminó abriendo el corazón para criar
un niño, nacionalizarse, viajar en ómnibus y tomar mate como un uruguayo. Todo lo
resume en una simple frase: “Este país me dio la chance de volver a vivir”.
Cuando
a Reque Newsome le dijeron Uruguay no tenía ni idea de lo que le hablaban.
Nacido en San Petersburgo, en la Florida, al lado de Tampa, estaba estudiando
en la Universidad de Indiana cuando su representante le comunicó la noticia de
que existía la chance de venir. “Yo no sabía ni dónde estaba Uruguay”, admitió.
Foto gentileza @FStagnari |
Lo
primero que hizo Reque fue meterse en una biblioteca. En la computadora puso en
Google el nombre de Uruguay y lo primero que le llamó la atención fue que
estaba abajo en el mapa, contra el agua.
Se
avecinaba el fin de semana en Indiana. Newsome estaba jugando un torneo de
verano cuando recibió un mensaje que lo sorprendió: “Te vas el sábado”, le dijo
su técnico que, a su vez, era agente. Se volvió loco. No fue el único
contratiempo. Reque tuvo que vender de apuro, y a precio de remate, todo lo que
estaba en su casa. Y se embarcó en la nueva aventura.
De la Florida a Millán y Las Violetas
Cuando
la escotilla del avión se abrió y las azafatas dieron paso a que los pasajeros
descendieran, aquel gigante de dos metros llamaba la atención. Vestía short y
remera. Era 22 de julio de 2006 en Montevideo. El frío lo abrazó.
Resueltas
las formalidades del arribo, los dirigentes de Olimpia llevaron a Reque a su
nuevo hogar. Una casa en Millán y Las Violetas. A los golpes se adaptó
rápidamente a su nueva vida en el barrio. La hospitalidad de la gente, salir y
hablar con el vecino, caminar por las veredas y ver a las señoras charlando
fueron situaciones que lo atraparon. “Esa comunión entre la gente no existía en
Indiana. Allá la gente era más fría”, recordó.
A
los efectos de que no sintiera tanto el cambio, el club le pagaba a una señora
que iba a su casa a limpiar y cocinar. Con el paso del tiempo se las empezó a
ingeniar para realizar las tareas solo. “Me daban 400 dólares por mes para
pagar todo lo relacionado con la comida y yo me cocinaba”, reveló.
El
jugador se sentía a gusto en su nueva aventura. El ritmo de vida lo atrapó. La
tranquilidad. Trabajar y tomarse libre el fin de semana fueron cosas que le
agradaron. “Acá es más lento, más familiar el ambiente. Vos tenés tu barrio, tu
vecino. Me encantó, me adapté rápidamente”.
Reque
viajaba a los entrenamientos en ómnibus. En la charla que tuvimos para el libro
Pequeñas grandes historias del básquetbol
uruguayo lo dejó en claro al citar las líneas que abordaba. Comentó haber
viajado en el 2, en el G, o tomarse el 148 para ir al Palacio Peñarol, bajarse
en el Centro, y llegar a la cancha caminando.
La depresión
Sus
buenas producciones en Olimpia generaron elogios. Se metió en la piel de la
gente que lo adoptó como un hijo propio. En el club pasó a ser querido. Pero el
tiempo pasó. Un año, dos, y al tercero
Reque ya no fue el mismo. Además del básquetbol, necesitaba de otras cosas para
ser feliz. No es sencillo estar solo, alejado de sus afectos y en otro país.
Newsome entró en estado depresivo.
“No
quería salir de casa. Volvía de entrenar, bajaba todas las ventanas y me metía
en la cama. A veces no comía. Estaba mal. Me estaba golpeando fuerte la
depresión. Esto nunca lo conté porque no me gusta contar cosas de mi vida. Pero
estaba muy solo. Llegaba a casa y no tenía con quién hablar y eso me fue
desanimando”, reconoció para esta obra.
Cierta
vez, volviendo de un viaje de Argentina, un amigo le dijo: “Reque, vamos a
salir a bailar con un grupo de conocidos. Tenés que venir”. Esa misma noche
conoció a la hermana de uno de sus amigos. Al otro día fueron a cenar y Newsome
reveló que no podía mirarla a los ojos debido a su estado depresivo. Jamás
imaginó Reque que la chica con la que empezaba a salir era psicóloga. “Vos
estás mal”, le dijo a los pocos minutos de charla. Fue el inicio de la
relación.
Newsome
armó su familia en Uruguay. Pasó a defender al Club Malvín. Llegaron los
títulos de Campeón de Liga Uruguaya y su vida cambió radicalmente.
La
convivencia lo volcó definitivamente al modo de vida de Uruguay. Llegar a su
casa, compartir un mate con su esposa. “Tomo sin azúcar. Soy uruguayo”, aclaró
Reque entre risas. Reveló además que no le gustaba mucho la idea de compartir
el mate fuera de su casa. En su domicilio se armó su parrillero. Y comprendió
rápidamente el sentido que tiene para los uruguayos estar reunidos alrededor
del fuego.
La adopción de un niño
Con
el paso de los años la relación de pareja se afianzó y decidieron tener hijos.
La señora de Newsome había vivido la experiencia ya que fue madre de su primer
matrimonio.
El
hecho es que la señora de Reque no quedaba embarazada. Llegó un momento en el
que el médico, según reveló Newsome, le comunicó al matrimonio que las
posibilidades de tener un niño eran prácticamente imposibles. La pareja cerró
el capítulo.
Fue
entonces cuando tomaron la decisión de la adopción. Concurrieron al INAU y se
inscribieron para ser lo que se conoce como “cuidadores”.
Para
ser “familia de acogida o cuidadora” califican parejas que estén casadas o en
unión libre. Otro requisito es tener entre 25 y 55 años de edad, además de
haber aprobado el Ciclo Básico, aunque ese punto no es excluyente.
Reque
y su señora participaron en reuniones de evaluación y quedaron a la espera,
como el más del centenar de niños que aguarda en el Instituto por una familia
que los adopte.
Un niño en casa
Al
poco tiempo sonó el teléfono en la casa de la familia Newsome. Lo llamaban del
INAU. Reque no podía creer cuando le comunicaron que se había tomado la
decisión de darles un niño para cuidar y darle amor.
“No
tenemos nada, no tenemos cama, un carrito”, le dijo el basquetbolista a su
señora. Y allá salieron. De apuro. Primero a acondicionar un dormitorio de la
casa. Luego a comprar lo que faltaba.
El
chico tenía dos años cuando llegó a la casa de los Newsome. Fue un torrente de
energía que empezó a caminar por todos los rincones e inundó el hogar de felicidad.
Reque
admitió que al principio le costó adaptarse a tener un niño en la casa. “Es que
no tenés esos meses esperando la llegada de un bebé, sino que vino con dos años
y mucha energía. Pero mi señora sabía cómo hacerlo”, expresó.
Después
de unos años Newsome y su señora se enamoraron del niño y decidieron recorrer
el camino de la adopción definitiva. “Nosotros fuimos cuidadores normales de mi
hijo, porque es mi hijo”, dijo Reque sin dudarlo, y agregó: “pero queríamos la
adopción definitiva”.
El
niño se hizo compinche de Newsome. Como su señora trabajaba, el jugador llevaba
a su hijo a los entrenamientos. Reconoció que en Malvín lo ayudaron mucho
porque mientras él entrenaba le cuidaban al niño.
La selección
Tiempo
después Reque obtuvo la ciudadanía. Eso lo habilitó para ser citado a la selección
uruguaya. Lo primero que hizo cuando lo convocaron fue llamar a su familia en
Estados Unidos para brindar la noticia: “estoy en el dream team de Uruguay”, les
dijo el basquetbolista.
Newsome
asume que es indescriptible la felicidad que lo invadió en ese momento. “Fue un
orgullo jugar por una bandera. No hay nada como eso. Y lo hice con el corazón”.
Newsome
dice que su proyecto de vida es en Uruguay. No se visualiza como entrenador. Su
nobleza lo lleva a revelar que tal vez pueda ser representante para ayudar a
otros a cumplir su sueño. Cuando mira atrás no puede creer todo lo que vivió. “Mi
padre murió de cáncer y mi madre fue asesinada por su pareja cuando yo era un
niño. Todo eso me hizo crecer rápido. Sufrí mucho. Y mirando atrás me queda
todo lo que pasé y la felicidad que me dio este país”.
Alguna
vez su psicólogo le preguntó qué hubiese sido de él si no hubiese venido a
Uruguay. Y Reque, sin dudar, respondió: “Estaría en la cárcel, muerto, o
haciendo algo que no debería hacer. Este país me cambió la vida”.
Divina historia...
ResponderEliminarExcelente desarrollo de la historia. Gracias!
ResponderEliminarHermoso relato, y que hermosa persona el señor Reque Newsome. ¡Les deseo mucha felicidad!
ResponderEliminarQue linda historia!! Me hizo emocionar hasta las lágrimas. Que tiene éste bendito país?? Que genera éstas cosas??
ResponderEliminarMaravillosa historia de vida. Por haber esttado varios años vinculado a este hermoso deporte, algo conocía de su historia. Pero es muy distinto cuando uno tiene la posibilidad de acceder al relato del protagonista, ya que no suele estar en los hechos la maravilla, sino en lo que se hace con esas vicisitudes. Otra muestra clara de que se juega como se es. Tremendo corazón adentro y afuera del campo.
ResponderEliminarCarlos, alguna vez alguien dijo que "se juega como se vive...". Habrá que creer!
EliminarQue buena historia de superación y don de gente!!! Me alegra mucho que haya encontrado la felicidad en Uruguay con su pareja, su hijo y además su profesión. Felicitaciones!
ResponderEliminarComo siempre la pluma que dibuja la vida, un crac mi amigo y lo digo con enorme orgullo ya que se permite compartir su tiempo con simples mortales como yo....
ResponderEliminarSalú Nacho 🍷🍷
Hermosa historia e increíblemente contada. Gracias! En mi familia respiramos basket y también reconocemos en nuestro país esta forma de ser y de acoger. Me alegra por todos nosotros. Todos ganamos.
ResponderEliminarHermosa la historia de vida y la forma que fue narrada. Gracias!
ResponderEliminarQue gran historia como nos tienes acostumbrado, maravilloso relato.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo me queda otra opción que decirle GRACIAS.
ResponderEliminarAlguna vez soñé en escribir historias así, incluso llegué a estudiar para eso, pero Dios decidió que debía tomar otro camino.
Fue precioso leer está nota y llegar a la misma conclusión a la que alguna vez llegó Fernando Cabrera en su canción: "Yo quería ser cómo vos".
Feliz 2021 y que Dios lo bendiga hoy y siempre.
Excelente historia de vida. Gracias!!!
ResponderEliminarExcelente historia de vida. Gracias!!!
ResponderEliminarComo siempre amigo... exelente historia!!
ResponderEliminarFelicitaciones Jorge, hermosa historia.
ResponderEliminarExcelente artículo estimado Señorans. Saludos. Marcelo.
ResponderEliminarTremenda historia George. Emoción de principio a fin
ResponderEliminarHermosa historia, muy solidarios y humanosa. Los felicito!!
ResponderEliminarEmociona. Un ejemplo de vida. Salú Reque Newsome
ResponderEliminarHermosa historia de superación personal. Un grande, Newsome. Felicitaciones, Jorge, por transmitirla.
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