Escándalo en la cancha de Racing. Expulsan al golero Acuña. El hombre de bigotes se puso una campera y se paró detrás del arco. El Laca Bergara se disfrazó de golero. Julio, con su ingenio, le dijo a un alcanzapelotas: “Si viene uno solo metete a marcarlo”. En los descuentos ocurrió lo impensado. El botija entró y evitó un gol. Desde aquella tarde Racing celebra cada 27 de setiembre como el día del hincha. Una historia folclórica y con el potrero en la piel.
El
arco de Racing era uno de los menos vencidos del campeonato Uruguayo de 1992.
Era el último año de contrato del golero Julio Acuña. Terminar el torneo con la
valla con menos goles en contra podría significar el pasaporte a la renovación
de un nuevo acuerdo con la institución. En pocas palabras, tener un año más de
trabajo.
La
tarde del 27 de setiembre de 1992, Defensor Sporting visitó el Parque Roberto.
Faltaban cinco minutos para finalizar el partido. La viola ganaba desde el
minuto 25 con gol de Darío Silva. Pero allá iba Racing peleando contra el
famoso repecho de su cancha. Tocado por la roja sufrida por el zaguero César
Vega a los 12 minutos del segundo tiempo. El elenco de Sayago se jugaba su
clasificación a la Liguilla y fue decidido contra el arco de Claudio Arbiza.
Jugado. A todo o nada.
Hasta
que Defensor lo tomó mal parado al Racing que conducía técnicamente Roberto
Echartea. Contragolpe fulminante de la viola y el golero Julio Acuña no tuvo
más remedio que salir a cortar con las manos una pelota afuera del área. Roja
directa. Racing ya había hecho los dos cambios que se permitían en aquel
entonces. ¿Quién ocupa el arco? El lateral Federico Bergara se puso la camiseta
de golero mientras Acuña le entregaba los guantes. Quedaban cinco minutos para
el final…
“Fue
mi último año en el club. Estábamos realizando una buena campaña. Yo quería
terminar con el arco menos vencido y peleaba por ese logro con Fernando Baleato
que atajaba en Danubio”, comenzó narrando el protagonista de la historia, el ex
golero del elenco albiverde, Julio Acuña.
“Teníamos
que ganar para entrar en la Liguilla. Perdíamos 1 a 0 y jugábamos con 10.
Entonces se van todos para arriba a buscar el empate, nos meten un contragolpe
y salgo a cortar el juego fuera del área. Venancio (Ramos) me la tira por
arriba y la toco con las manos. Me echan y entra el ‘Laca’ Bergara al arco”,
explicó el ex guardameta.
En
ese momento Acuña salió rumbo al vestuario que estaba detrás del arco. Los que
recuerdan la vieja cancha de Racing sabrán que había una puerta a través de la
cual ingresaba el equipo al campo de juego. El golero se puso una campera y se
quedó como uno más parado contra aquel viejo paredón del escenario de Sayago.
“Yo
estaba ahí atrás con Larrosa, el de las Bolsas Limpitas –ex dirigente que
falleció–, y Ramón el canchero. Hacía un frío bárbaro, entonces el Negro
Larrosa me pasa una campera y me quedo dirigiendo atrás del arco. Y le decía a
Bergara el momento de salir, de achicar el arco, o sacar rápido. Entonces
estaba ahí y le digo a uno de los botijas alcanzapelotas: ‘Si viene uno solo
metete a marcarlo’. Y quedó por esa”.
Claro, lo que nunca imaginó Julio es que efectivamente se vendría uno
solo…
Después
que Bergara le tapó una pelota de gol al Loco Raúl Ricardo Do Santos, generando
el delirio de los hinchas de Racing, se produjo un hecho insólito.
Se
jugaban los descuentos cuando Venancio Ramos corrió como 50 metros con la
pelota, ante el retroceso desesperado del improvisado golero Bergara. Cuando
estaba cerca del arco, Venancio cedió el balón para que Juan Ferreri lo enviara
a la red para liquidar el partido a favor de los violetas.
Pero…
Acuña nos mete nuevamente en la increíble historia: “Bergara salió a cortar el
juego y Venancio la pasó, entonces lo empujé al pibe alcanzapelotas que se
metió a la cancha y la sacó impidiendo el gol. ¡Se armó un lío!”.
El
botija paró la pelota con el pecho en la línea del arco y después un jugador de
Racing la tiró afuera. De inmediato salieron dos Policías a correr al
chiquilín. Uno lo tomó del brazo para llevarlo detenido. Pero el joven se
escapó al vestuario.
La
imagen de la televisión revela cosas inéditas en ese leve instante donde se ve
a Acuña, ideólogo de la acción, mirando todo con las manos en los bolsillos
como si nada ocurriera, mientras los jugadores de Defensor protestaban contra
el árbitro Carlos Gallo. El Loco Do Santos salió disparado a reclamarle al juez
de línea. En eso entra un perro moviendo la cola mientras los colaboradores de
Racing, que estaba en la zona, metían al alcanzapelotas en el vestuario. Gallo
resolvió dar suelta neutral provocando el malestar de Dos Santos que arremetía
enardecido y tuvo que ser controlado por el preparador físico De León.
A
todo esto, en el vestuario de la Escuelita de Sayago se vivían los nervios
propios de una situación poco común.
“El
botija lloraba. ‘Me llevan preso, mi padre me mata’, me decía, y yo me hacía el
boludo, claro, no vaya a ser cosa que dijera que fui yo el que le dije que se
metiera en la cancha. Recuerdo que un policía salió a correrlo. Al final lo metimos
en el vestuario y no se lo llevaron al gurí”, contó el ex golero de Racing.
Y
luego rememoró: “Al final del partido todos me venían a preguntar, pero el tema
es que la jugada no influyó en el resultado porque terminó ganando Defensor. Yo
no quería que me hicieran más goles para terminar con el arco menos vencido. En
aquel entonces yo estaba en Shangrilá y a la vuelta de casa vivía Ramón Barreto
(ex árbitro), que un día vino a preguntarme si era cierto que yo le había dicho
algo al botija para que sacara aquella pelota”.
Por
curioso que resulte, desde aquel día, el 27 de setiembre quedó instaurado para
siempre en la historia de Racing como “El día del hincha”.
Mire cómo serán las cosas que el director de cine Pablo Stoll, que entonces tenía 18 años, como hincha de Defensor recordaba la anécdota y decidió llevarla al cine ante el encargo de la productora mexicana de Daniel Gruener, donde también estuvo implicado el actor Gael García Bernal.
“La
premisa de los mexicanos fue: ‘una jugada, una metáfora’”, explicó Roquero en
una nota con el diario El Observador el 28 de marzo de 2014.
Sobre
la vida del botija alcanzapelotas hay varias versiones. Algunas apuntaban a que
había sido víctima de un accidente de tránsito. Otros dicen que jugó en las
formativas del club. Y finalmente la más cercana apunta a uno que llamaban
Mandrake. Desde hace años los hinchas lo buscan para homenajearlo. Pero el
hombre no aparece. Tan increíble como real.
"Tan increíble como real" así como nuestra historia del fútbol, la picardía mezclada con grandes valores de la cultura del deporte.
ResponderEliminarMuy buen trabajo amigo, salú 🍷🍷
Picardía y viveza criolla. en un club de barrio, que en la década de los 90 militó en la divisional B, tiramos varias veces una pelota cuando el rival ejecutaba un tiro de esquina. cuando nos tomaron los puntos, enviaron a unos uniformados muy jóvenes que nunca pudieron pararnos. la última vez que la hicimos, fué cuando frenamos un contragolpe nuestro, casi nos sacan nuestros hinchas. que linda época, otro fútbol, otra vida.
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