En un partido contra Aguada tomó la pelota y le pegó una patada rumbo al techo. En Sucre agarró el micrófono de audio del estadio y dijo que los estaban robando. Y en un viaje hizo bajar a los jugadores a empujar el ómnibus. Víctor Hugo Berardi, un DT de la vieja guardia. Un personaje único. Cancha de Larre Borges. De un lado diez de Biguá, del otro dos mil de Aguada. Partido tanto a tanto. La hinchada aguatera era una locura empujando a su equipo a la victoria. De pronto, Horacio Perdomo, el base de aquel equipo de Biguá de 1992 que ganó todo, se puso a discutir con los árbitros. La gente de Aguada fue en malón detrás de la Mesa de control para protestar y presionar para que le cobraran técnico al Gato Perdomo. El clima del partido se enrareció. Y apareció en escena el técnico de Biguá. El inefable Víctor Hugo Berardi. A la distancia, el preparador físico del equipo de Villa Biarritz, Gonzalo Barreiro, miraba la escena con cara de preocupación. No era para menos. Hacía sus primeras ...